lunes, 31 de octubre de 2016

EL SECRETO DE GUIDO DE LUSIGNAN. El ingreso en la Orden.

El Senescal, D. José Domingo, se hallaba despachando asuntos diarios cuando el fax sonó con su habitual pitido. Entraba una orden para los postulantes Javier y Reyes. Hora de poner en práctica todo lo que hasta la fecha habían aprendido.
El Senescal se pasó la mano por la barbilla, parecía que aquel mandato no le gustara en demasía por las dificultades que adivinaba, no en vano, él mismo había corrido serios peligros desentrañando misterios vedados a su propia familia. Ahora, compartiría con su hija una de esas aventuras pero su mente y su corazón iban en desacuerdo, eso le asustaba pues su figura como Senescal en la Orden del Temple, corría peligro.

- ¡Reyes, hija! ¿Dónde estás?
- Estoy aquí papá, catalogando unas sillas para una galería en Francia. - Contestó la chica despejando el largo cabello de su cara-
-Hija, acaba de llegar esto de la encomienda de Madrid, el Gran Maestre tiene una misión para nosotros.
Le alargó la hoja de fax que la chica se dispuso a leer con nerviosismo, en ella les ordenaban la asistencia a una subasta de pintura en una sala de Madrid sita en el barrio de Salamanca.

Estimados hermanos:
A fecha de hoy, hemos recibido de manos del Gran Maestre, una misiva donde se nos hace saber la importancia de adquirir el retrato del cruzado Guido de Lusignan. El cuadro será subastado en Madrid el próximo día 17 de diciembre viernes. Una vez se hagan con el mismo, recibirán órdenes expresas.
Les adjuntamos direcciones y todo lo necesario para asistencia y alojamiento.
Atentamente, 
Hermano Matías de Rivera.
NON NOBIS DOMINE, NON NOBIS, SED NOMINE TUO DA GLORIAM


- Yo conozco esta sala, papá, pero nos avisan con apenas unos días de antelación y tengo asuntos que resolver en Francia...Tendré que...
- Mira hija-interrumpió el Senescal- Formas parte activa de la Orden y fue por decisión voluntaria. Tu vida está ligada a ella y ahora sus asuntos son más importantes que el trabajo. Siento decirte que has de despachar cuanto antes tus cosas y acatar el mandato. Te hablo como Senescal, no como padre.

La chica se sorprendió, aquel que tanto quería acababa de darle una orden y ella permanecía entre atónita y descolocada. Tenía razón, había aceptado voluntariamente formar parte del Temple y ello acarreaba en ocasiones, toma de decisiones rápidas y embarque en aventuras sin rumbo. Era lo que había elegido porque lo deseaba fervientemente, por lo tanto decidió obedecer al Senescal, no en vano era uno de los encargados de decidir o no el ingreso definitivo de ella y su marido. Sabía que su padre era imparcial y por eso le habían hecho partícipe de la decisión, pero bastaba mirarle a los ojos para adivinar una creciente preocupación.
A media tarde, Reyes había hecho la maleta, puesto al corriente a su marido y despachado sus asuntos laborales. Ahora, en torno a una taza de café, el Senescal y los dos jóvenes departían.

- ¿Quien es Guido de Lusignan? Me suena muchísimo...- Preguntó Javier.
- Era un caballero cruzado de origen francés, su matrimonio con Sibila de Jerusalén lo convirtió, entre muchos dimes y diretes, en rey de la Ciudad Santa.
- ¡Ah sí! Terminó siendo rey de Chipre si no me equivoco... -Añadió Reyes-
- Exacto. Aquí os dejo lo que debéis saber de él. Algo me dice que conocer la figura de este rey y su vida como cruzado va a ser importante en la misión, por lo tanto, tenéis apenas un día para aprender todo lo que podáis.  - Puntualizó el Senescal-

Al día siguiente partieron para Madrid y se alojaron en un hotel cercano a la casa de subastas. Ya en la habitación, descubrieron un sobre encima de la cama, dentro, instrucciones detalladas de cómo proceder durante la puja y el límite de la misma. De igual modo, se les comunicaba que tras la adquisición, una empresa colaboradora de la Orden se encargaría de la tramitación de papeles y posterior traslado del cuadro.

- Vaya..., parece que el tesoro del Temple nunca estuvo perdido del todo -Dijo Javier después de leer la carta-
- Bueno, eso no es de nuestra incumbencia 
- Puede que no, pero no me digas que no es extraño que después de tantos siglos, la Orden siga teniendo liquidez para acometer empresas como la de mañana. Me hace pensar que el tesoro fue guardado en la clandestinidad y que ha sido gestionado de manera excelente a lo largo de los años.
- Bien mirado...Tiene su lógica, pero en cualquier caso no nos toca averiguar qué hicieron con su dinero.
- Desde luego no lo invirtieron en Lheman Brothers...

Ambos rieron la ocurrencia y se dispusieron a terminar de leer aquello cuanto el Senescal pudo recopilar acerca de Guido de Lusignan. Bien entrada la noche, el sueño les acabó venciendo.
Reyes volvió a tener sueños inquietos, plagados de luchas y espadas, capas blancas y sangre. El descanso le fue imposible.





A la mañana siguiente, ya en la sala de subastas:

- ¡Doscientos mil euros! - Se alzó una paleta con el número 61-
- El señor ofrece doscientos mil euros por el cuadro ¿Alguien sube la oferta? - Preguntó el subastador.

Reyes estaba muy nerviosa, se pellizcaba el labio inferior una y otra vez viendo que estaban a punto de llegar al límite de la puja y aún no se habían hecho con la obra. También le sorprendía el enorme valor que había adquirido la pintura, no era normal, por lo tanto estaba claro que había algo más tras ese cuadro y que no sólo la Orden lo sabía.

- Javier, ofrece trescientos cincuenta mil. -Le dijo decidida-
- ¿Estas loca? Si ofrecemos ese dinero nos quedará muy poco margen, deja que ofrezca cincuenta mil más y luego veremos.
- Tengo un presentimiento, Javier por favor, levanta la paleta.
- ¡Trescientos cincuenta mil! - Dijo el joven alzando la paleta con el número 15
- Trescientos cincuenta mil, ¿alguien ofrece cuatrocientos mil?

Un silencio recorrió la sala, Reyes miraba por el rabillo del ojo al señor canoso de la paleta con el número 61, la giraba entre las manos nerviosamente mientras meditaba sus posibilidades.

- Trescientos cincuenta mil a la una, trescientos cincuenta mil a las dos, trescientos cincuenta mil a las tres. Adjudicado  al señor de la paleta número 15. Señores, les recuerdo que el cuadro subastado data del siglo XII y consiste en un retrato del cruzado Guido de Lusignan. Se cierra la subasta.
Cuando cayó el martillo, todos los nervios de Reyes se destensaron. Tomó aire y sonrió satisfecha.
- Lo hemos conseguido. - Dijo Javier a la vez que cogía cariñosamente la nariz de Reyes entre los dedos índice y corazón-
Una vez fuera de la sala y a eso de las dos del mediodía, sonó el móvil de la chica. Un número que no conocía llamaba insistentemente.
- ¿Reyes? Soy Alberto Miralles, el gerente de la empresa Arte e Historia Medieval. Quería comentaros que el cuadro va camino de nuestras dependencias y antes de que lo veamos con detenimiento me gustaría invitaros a comer. Así nos conocemos y os informo de algunos detalles.
- De acuerdo, en realidad no teníamos ningún plan. Muy amable por su parte, señor.
- Estupendo, os veo en unos minutos en el Asador Aguinaga, está en la misma calle de la sala de subastas; no tendréis pérdida.

Alberto resultó ser un señor muy agradable, de unos setenta años de edad, con claro aspecto de haber acumulado gran cultura y saber estar, lo que le hacía paciente y atento.
Tras el estupendo almuerzo, se dirigieron a las dependencias de la empresa donde el cuadro se encontraba custodiado por fuertes medidas de seguridad. Atravesaron un largo pasillo al final del cual había dos vigilantes que tras la identificación de los visitantes, abrieron una enorme puerta que daba a otro pasillo de iguales características. Al fin y tras muchos vericuetos llegaron a una amplia sala donde se exponían una importante cantidad de obras de arte de índole diversa: estatuas, lienzos, tapices, armas, etc. El cuadro se hallaba sobre una amplia mesa y junto a él, un chico y una chica lo examinaban concienzudamente.

- Buenas tardes Marta y Roland, os presento a Javier y a su mujer, Reyes. Ellos consiguieron nuestro cuadro y ahora han venido para verlo de cerca. Si sois tan amables...

A una señal, los jóvenes se hicieron a un lado.

- ¿Habéis descubierto algo interesante? Les preguntó- El chico, con marcado acento extranjero fue quien tomó la palabra-
- Aún no, señor Miralles, íbamos a proceder a examinarlo por rayos. Si desean acompañarnos, creo que será la prueba que dictamine si la leyenda de este cuadro es o no cierta.
- ¿Leyenda? - Preguntó Javier sin disimular su sorpresa.
- Sí, amigo mío - Contestó Miralles- Se piensa que en este cuadro hay guardado una especie de mapa que el rey escondió tras la pérdida de Jerusalén. En teoría debe llevarnos a recuperar una de las reliquias de la Orden que fue sacada de Tierra Santa y escondida en otro lugar para ponerla a salvo de los enemigos.
- Un momento.... -Habló Javier levantando ambas manos- ¿Me está diciendo que han gastado trescientos cincuenta mil euros porque piensan que hay un mapa del tesoro escondido en este cuadro? ¿Cómo están seguros de que esa leyenda es cierta?
- Puede que sí o puede que no, amigo. La vida, está llena de posibilidades y la magia está en arriesgar por una de ellas. Vamos hombre, deja que tu niño interno juegue esta partida y despreocúpate del resultado. Disfruta con el camino y no pienses tanto en la llegada.
- Mi niño interno nunca ha jugado con trescientos cincuenta mil euros.... -Pensó-

Al exponer el cuadro a los rayos, apareció una segunda tela adherida al lienzo por su parte posterior. El trabajo había sido minucioso y nada hacía sospechar que tras la pintura pudiera haber algo más, sin embargo, allí estaba, una doble tela muy fina que probablemente deparase alguna sorpresa.

- ¡Aquí está lo que buscamos!- Exclamó Roland- Con sumo cuidado despegaron la frágil tela. Un trabajo de cirujano que duró casi tres horas, descubrió unas letras prácticamente ilegibles. El segundo lienzo era como una fina piel y adherido a este, la frase. Francés medieval.

Reyes y Javier se miraron, no tenían ni idea de lo que ponía pero no así Alberto, que tras diversas consultas en los libros de la biblioteca contigua, consiguió poner en pie una suerte de acertijo que dejó a todos perplejos.

"Del cáliz de Hattin brotó sangre cruzada.
En la tierra berenguela descansa el que sin
ser rey de corona, apellida como tal a sus vástagos.
En sus manos, se halla la reflexión"

Javier y Reyes se miraron sorprendidos,¿Qué quería decir aquello? Desde luego, si pretendían ocultar algo o a alguien, lo habían conseguido. Descifrar aquel enigma no iba a ser tarea fácil.
Miralles se despidió de ellos ya entrada la noche. Volvían a casa con la tarea de llegar hasta el final de aquella locura y descubrir lo que encerraba.
Al día siguiente en el salón de casa, el Senescal examinaba la nota.

- Bien... Guido perdió Jerusalén en la batalla de Hattin, así que tiene que estar relacionado, pero no comprendo lo de la tierra berenguela.
- Papá, -dijo Reyes mostrando un volumen de la enciclopedia "Las Cruzadas"- Mira, Guido de Lusignan está enterrado en Nicosia, en la iglesia de la Orden del Temple-
- ¿Y? - Preguntó Javier.
- Pues que si perdió Jerusalén es un rey sin corona, como dice el enigma. Lo que sea que guarde debe estar enterrado con él.
- Tiene sentido...-Dijo el Senescal- Pero es demasiado evidente, Reyes.
- Bueno, no excluyamos esta teoría del todo, a veces lo evidente es lo correcto y por el hecho de estar delante de nuestras narices, no lo vemos.- Aclaró Javier-
- De acuerdo, tiraremos del hilo.- Sentenció el Senescal-

A lo largo de los días, variadas teorías se fueron poniendo en pie, pero todas en el camino equivocado. Seguían empeñados en fijar como destino de lo que fuese que guardara el misterio, la ciudad de Jerusalén.

- Papá, -Dijo Reyes- Estoy pensando que Guido además de rey de Jerusalén era Conde de Jaffa y Ascalón y que murió volviendo a ser rey.
- Sí, de Chipre. Ya lo sabemos- Dijo el Senescal - lo cual como os vengo diciendo, lo excluye como guardián de la "reflexión".
- Si Guido salió de Jerusalén hacia Chipre, lo que fuese lo tuvo que sacar tras la batalla de Hattin, porque de lo contrario, no se explica la referencia a la misma. -Dijo Javier-
- ¿Y la tierra berenguela?- Preguntó Reyes-
- Esto es un disparate.... -Pronunció el Senescal dejando el lápiz sobre las decenas de teorías anotadas en su cuaderno.

Se hizo un silencio pesado, silencio que olía a fracaso pues tampoco habían servido de mucho sus averiguaciones por Internet. Justo cuando estaban a punto de rendirse, Javier se levantó de la silla como una exhalación y fue a rebuscar en un viejo libro del abuelo de Reyes, uno que había leído hacía mucho tiempo y que giraba en torno a la figura de Saladino.

-¡Aquí está! -Gritó eufórico- Cuando terminó la batalla de Hattin -Leyó- y el ejército de Jerusalén fue destruido, Saladino perdonó la vida de Guido de Lusignan y su hermano, además, hizo lo propio con Reinaldo de Châtillon y Hunifrido. Cuando los cautivos fueron llevados a la tienda de Saladino, éste como muestra de generosidad le ofreció un cáliz con agua a Guido, pero cuando Lusignan fue a pasarlo a Reinaldo, Saladino arrojó el cáliz al suelo. Estaba furioso porque el cruzado había asaltado la caravana donde viajaba su hermana. Más tarde, Reinaldo fue decapitado. Después de un tiempo, todos fueron puestos en libertad. Familia..., el cáliz de sangre del que habla, tiene que ser este.
- Y si fueron puestos en libertad, uno de ellos tuvo que esconder el secreto en algún lugar- Apuntilló Reyes-
- ¡Sí,  claro que sí! ¡Eso es! -Exclamó el Senescal levantándose de su silla- Javier, ¡has dado en el clavo!

Reyes se fue a la cama contentísima, no obstante, antes de dormir entró un rato en el blog de Casa Encantada para relajarse. En el apartado "Rincón de historia", Pepita había subido un documental sobre Ricardo Corazón de León, cuando terminó de ver el primer vídeo, una nítida y clarísima idea se hizo camino en su cabeza, como un rayo en mitad del cielo oscuro.

- ¡Javier despierta!!!! ¡Despiertaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - Sacudió al chico cual saco de patatas y viendo que no surtía efecto lo desarropó- ¡Aaaaaaaarriba! ¡Creo que tengo la solución al enigma! - Se había colocado delante de él con los ojos muy abiertos mientras tironeaba de su pijama para obligarlo a levantarse.
- ¿Pero es que todo se le tiene que ocurrir de noche a esta mujer? Definitivamente, ¡el cielo será para mí, me lo he ganado a pulso!
- ¿Qué decías? -Preguntó Reyes-
- No nada, nada, que hay que ver lo lista que eres...

Reyes fue corriendo a despertar a su padre. De nuevo, alrededor de la mesa camilla...

- Escuchad una cosa, Guido de Lusignan se puso a las órdenes de Ricardo Corazón de León durante la Tercera Cruzada.
- ¿Y? - Preguntó Javier.
- ¿Con quien estaba casado el rey Ricardo?
- ¡Con Berenguela de Navarra! - Gritó el Senescal emocionadísimo ante el descubrimiento de Reyes-
- ¡Premio para el caballero..., templario! - Contestó la chica entre risas.
- Claro.... Ahora entiendo- dijo Javier- Uno de los caballeros cruzados que estuvo en la tienda con Saladino debió ser liberado, más tarde, viajó hasta Navarra portando su gran secreto. Sea quien sea, está enterrado en tierras navarras, pero, ¿dónde y quien?
- Escuchadme -Dijo Reyes- ¿Os acordáis de aquél enclave templario que descubrimos cerca de Leyre en la excursión de hace unos años? ¿Te acuerdas, papá? - Preguntó abriendo mucho los ojos-
- Sí, claro que me acuerdo. Sólo nosotros sabemos de ese lugar.
- ¿Recuerdas la tumba que encontramos? ¿La inscripción? ¿Recuerdas el apellido que figuraba?
- Plantagenet....Dios mío Reyes... "En la tierra berenguela, descansa el que sin ser rey de corona, apellida como tal a sus vástagos" ¡Claro! ¿Pero cómo no hemos caído antes? Se apellida como el Rey Ricardo..., pero no es rey. Ahora sí encaja todo, sin embargo, por algún motivo las crónicas no lo señalan en la tienda de Saladino, aunque todo evidencia que allí estuvo.
- ¡Chicos! ¡En marcha! - Exclamó Reyes levantándose y animando al resto a hacer lo mismo.

Esa misma noche partieron para Navarra, un poco lejos de su ciudad de origen, pero entusiasmados con volver a pisar aquellas tierras "berenguelas". Era la madrugada del 24 de diciembre. Nochebuena...
A todos les resonaba aún en los oídos las palabras de Piedita, la mamá de Reyes, rogándoles que no marcharan de madrugada con la nieve cubriendo las carreteras. Finalmente y ante la tozudez de los aventureros, terminó por llamarles locos y cerrar la puerta muy enfadada.
Amanecía cuando llegaron a los alrededores del Monasterio, una antigua vereda se adentraba en el bosque, por fortuna por allí no había caído nieve en cantidad como para cubrirla, pero las predicciones apuntaban a que pronto las nevadas se intensificarían. Había que darse prisa.
Bien provistos de ropa de abrigo y bastones de esquí para ayudarse en el monte, se adentraron en la espesura. Subidas y bajadas, roquedos coronados de nieve que captaban por su belleza la curiosidad de los aventureros, animales que salían despavoridos ante el avance de los intrusos y por fin... Aquella extraña cueva que ellos habían tapado años atrás para evitar destrozos.
Extrajeron de sus mochilas mazos y pequeños picos, por si la tierra acumulada se había compactado demasiado, pero la labor de desescombro no fue muy ardua.
Ayudados por potentes linternas, se internaron en el interior de la oquedad. El intenso olor a moho y humedad se les coló en los pulmones provocándoles una sensación de ahogo que les hacía detenerse de cuando en cuando. Al fin, llegaron hasta el lugar donde se hallaba el sepulcro. En grandes letras, rezaba: "Hugo de Plantagenet". Y apenas legible, unas inscripciones en latín, que resultaron ser el lema del Temple "NON NOBIS DOMINE NOBIS, SED NOMINE TUO DA GLORIAM" (Nada para nosotros, Señor, nada para nosotros, sino para la gloria de tu nombre)

Aquel lugar debió ser un antiguo refugio templario tras la persecución de la que fueron víctimas en su caída. Allí, habían enterrado a algunos de sus miembros, trasladándolos desde diversos enclaves para preservarlos de violadores de tumbas o fanáticos del rey de Francia. Asimismo, anexas a la cripta habían excavado algunas estancias donde poder refugiarse hasta que parase la masacre.
Les llamó la atención que el caballero Plantagenet hubiese tenido hijos, pues de sobra sabían que los antiguos templarios tenían voto de castidad, no obstante, fueron muchos los que ingresaron en la Orden tras quedar viudos. Sin duda, ese u otro caso debió ser el motivo que llevó a Hugo de Plantagenet a abrazar la Orden tras su paternidad. Tampoco les pasó desapercibido el apellido, el caballero que yacía en esa tumba, tenía que por fuerza ser familia del rey Ricardo.
Echaron mano de paciencia, fuerza y diferentes artilugios para descorrer la tapa del sarcófago, cuando al fin se movió, Reyes siempre previsora extrajo unas mascarillas y unos guantes de látex de su mochila e instó a su marido y a su padre a utilizarlos.

- Es mejor prevenir. Por los hongos.... -Dijo-

Allí estaba el caballero antaño fuerte y valiente, ahora reducido a huesos y jirones de tela, coronado de años y polvo. Allí permanecían sus esqueléticos dedos aferrados a la espada, como si con ella se agarrara a un hilo de vida. Con sumo cuidado y respeto movieron al caballero Plantagenet, estaba flanqueado por dos escudos, bajo uno de ellos encontraron una talega raída. Javier la extrajo con sumo cuidado pero la tela se deshizo entre sus dedos. Con el corazón a mil, un legajo de papeles cubierto de polvo se descubrió a los ojos alucinados de los aventureros. Sopló  para dispersar las partículas, en latín se leía:

" Reflexiones en el desierto.  Por Jesús de Nazaret.
Siendo emperador del mundo, Tiberio el romano"

- Chicos, creo que os habéis ganado el ingreso en la Orden como Dama y Caballero. Feliz Navidad.

Y dicho esto con voz emocionada, el Senescal se fundió en un fuerte abrazo con los nuevos integrantes de la Orden. Pronto, viajarán a Omán, pero eso...., es otra historia.


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