lunes, 2 de marzo de 2020

Noche al cielo de invierno.


Asomada a la ventana veo nubes con cara de haber llorado, culpa de un día que ha vivido en la sombra. Cuando hay sol, el día tiene forma de beso y las cenizas se marchan con el vuelo de una mariposa. 
Miro al cielo, hoy aparece despegado de la vida, esa que en primavera pide cuentas a las flores y hace quemadura en el corazón. Es invierno y el sol es mentira, lo aceptamos porque la espera se hace más corta y la caída de los días en el calendario acelera las ilusiones. 
Asomada a la ventana me saluda la luna, es como un mar blanco y navegable derramado en un círculo, acotada por sus mitos, sostenida por los sueños. Las nubes se mueven y la secuestran, el rescate de los humildes siempre cuesta un poema. 
Miro al cielo y los sótanos del alma se llenan de recuerdos, de risas bajo las brasas de un verano que ya ha hecho las maletas. Dejad retirarse al tiempo, su herencia la recogeremos pasadas las escarchas.

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