lunes, 5 de febrero de 2018

INVIERNO CHARRO

Quíone ha extendido el manto y ha coronado los árboles que suplicantes levantan sus ramas a la diosa. Trajes blancos para el invierno que adormece la sangre de los gigantes, una sangre que tornará verde en unos días, pero ahora no, ahora, la pureza descansa en los viejos brazos del bosque.
Se oyen unos pasos, es el viento que coge el camino empedrado para subir a lo alto y jugar con los copos que alocados, se dispersan y enredan en los lugares más insospechados. Hay copos en mi pelo, en las piedras, en la hierba invisible que duerme bajo la capa cremosa, hay copos que cubren de filigrana los pastos desnudos, abrazando sus cuerpos que elegantes comienzan la danza invernal.

Nieve, invierno en el Gredos charro que trae a la memoria poemas de Fray Luis de León y sombras de reyes que hace tiempo, dejaron su corona para partir hacia las estrellas.
Invierno en España, la Naturaleza duerme.


Fotos gentileza de mi amigo Manolo Rubio que siempre tiene a la vista hermosos paisajes del territorio español.



Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. Número Registro Propiedad Intelectual:  1803146136805

miércoles, 17 de enero de 2018

DUENDES

"Vienen pasando los caminos del norte, 
duendes de cabello verde y zamarras de lana. 
Hay una niña a la orilla del río, 
cuenta las hojas que arrastra. 
Sonríe feliz y se mira
en el espejo de las aguas" 

Raquel canta distraída y cuando levanta la mirada se topa con una comitiva de pequeños seres que atraviesa el bosque. ¿Cómo es posible? ¿Habrá sido su canción?

- Todo es posible aquí - Escucha -

Raquel, se dirige al duende que habla, es menudo -como es de esperar en un duende- y tiene un lunar en la nariz.

- Soy Grow, llevo a mi pueblo al otro lado del río, pero no podemos pasar- 
- ¿Puedo ayudaros?
- Claro, ¿ves ese árbol caído? Me pregunto si puedes cruzar por allí con nosotros. Te estaríamos tan agradecidos...

Raquel se levanta, se ata las trenzas arriba de la cabeza para que no le molesten y luego, toma a varios duendes que entra en sus bolsillos. Algunos son muy pequeños, duendes bebés que están asustados ante la niña gigante, pero ella no tiene intención de hacerles daño.
Cruza una, dos, tres veces y el pueblo de Grow se despide de ella feliz por la ayuda recibida.

- Esto es para ti - Le dice el duende a Raquel- Para que nunca estés triste.

Le entrega una piedra violeta que la niña recoge en sus manos y guarda emocionada. Observa cómo los pequeños duendes se alejan, a su paso la hierba tiembla y ella sabe exactamente el camino que han tomado, hasta que de nuevo, se encuentra sola frente al río y unas nubes comienzan a esponjar el cielo.

- Vaya faena que llueva ahora -Piensa-

Y el tambor de las gotas comienza a sonar, corre a resguardarse bajo un árbol que la acoge ahuecando sus ramas porque hoy..., todo es magia. Desde su refugio observa al bosque vestirse de un verde brillante, como si la lluvia hubiera dado una nueva vida a lo que ya rebosaba de vitalidad. El viento trae olor a tierra mojada y hace bailar a las hojas a ritmo de vals. Eso piensa la niña que se ha quedado dormida sobre la manta brillante que hace nada estaba bajos sus pies.

- ¡Raquel despierta o llegarás tarde al colegio!-

Mamá Pepi despierta a la niña que regresa de un mundo secreto donde ella y solo ella sabe que la verdad, se viste de verde y tiene carita de duende despistado.

Para Pepi y Raquel, dos amigas entrañables que encontré un día entre ropas y ahora conservo entre algodones. ¡Os quiero, chicas!

Mi amiga Raquel me envía esta foto desde Galicia, un lugar donde la magia sigue dando vida a lo imposible.

Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. Número Registro Propiedad Intelectual:  1803146136805

sábado, 13 de enero de 2018

CAMINO A NOSOTROS.

Los árboles han envuelto sus ramas en tules de gas, camino mirando al final de la espesa cortina, preguntándome qué habrá tras la niebla que desdibuja al bosque. Tal vez duendes de otras épocas olvidadas por el Hombre, arropados por el sueño de los siglos a la espera de que algún mortal que crea en ellos los despierte. 
Sobre el camino sólo mi respiración y mis pasos, soledad maravillosa que me reconcilia con lo que somos. ¿Y qué somos? Somos caminantes en busca de destinos, de respuestas, de sabiduría, de belleza, de sueños. Somos caminantes hacia nosotros mismos, nuestra meta es la vida, pero hay quien no lo sabe. Es un camino de almas buscando despojarse de sus vestiduras, no las necesitan para llegar a su recompensa. Una capa, dos capas, tres capas..., hay que sacarse las capas y llegar con las manos desnudas, dispuestas a abarcar todo lo que la vida ofrece que no es más que AMOR. 
Me detengo, los árboles crujen, el viento que viene salpicado de agua se enreda en mi pelo y me cuenta historias de dioses que duermen en su Olimpo, olvidados ya por quienes en nada creen. Despertarán, lo sé. Continuo con el corazón abrigado de pensamientos, busco retrospectiva de mi vida y la encuentro aquí, entre la bruma que me envuelve a cada paso. Es curioso, quiero avanzar pero miro atrás, ¿es lógico? Es humano, me digo. Humano, almas, corazón...., todo es lo mismo, al final del trayecto la carne se sublimará buscando lo divino y entonces conoceremos de verdad quienes somos y por qué.
Camino, comprensión y vida, es todo cuanto hay ante mis ojos en esta mañana de perlas grises colgando del cielo.


La foto es gentileza de mi amigo Manolo Rubio, las letras son mías pero bien pudieran ser sus pensamientos enredados en esos preciosos paisajes que visita y vive.


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martes, 9 de enero de 2018

Capa de armiño para Casa Encantada.

Se ha apagado el cielo, bajo el plomo de las nubes la nieve se extiende llegando hasta los pies de Casa Encantada. Como la reina es coqueta, se ha cubierto los hombros con algunos copos y simula capa de armiño sobre los huesos desnudos. La vejez de sus ladrillos no le ha traspasado el alma y por eso juega con lo que el tiempo le ofrece: nieve, agua, siembras de verdes lujuriosos, flashes de curiosos, miradas conocidas... Quien sabe cuánto futuro le espera.
Hoy, ha cogido el silencio por los picos y lo ha depositado en el aire, se ha aislado de los pájaros y las voces para disfrutar de un frío que le ha regalado manto de reina. No tirita, el viento le trae perlas que prende a sus ventanas, esperando unas manos que vuelvan a cerrar sus postigos. 
Me alejo, la dejo soñar mientras el agua comienza a caer y la desposee de unas joyas tan efímeras como sus deseos. Sonrío y me doy cuenta de que nada podemos llevarnos de aquí que no sea el amor, es la única moneda que acepta el barquero de la eternidad.
Buenas tardes Casa Encantada, mis letras serán tu esqueleto, el que soporte los inviernos y los olvidos cuando por fin decidas volver a la tierra que te alumbró.
Pepa Gómez.

Foto de mi amigo Manolo Rubio.


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jueves, 4 de enero de 2018

Carta a Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente.

Queridos Reyes Magos:
He sabido por fuentes fiables que este año van a estar dos días en España y eso es...., ¡fantástico! Según me cuentan, las inclemencias meteorológicas impiden a los camellos hacer su recorrido en una sola noche y por eso van a tener que trabajar un día más, es decir, el día 4 y el 5. 
Me parece maravilloso y muy considerado que Sus Majestades hayan adelantado su viaje desde Oriente para impedir que los niños se queden sin juguetes. Por aquí todos han sido muy buenos, por eso están muy contentos de saber que tendrán el privilegio de verlos un día antes que otros niños. Realmente están muy alegres y agradecidos, Majestades. También se sienten felices porque podrán ver cabalgatas durante dos días y de este modo, disfrutar más de su presencia. ¡Es un regalo extra!
Quería comentarles que como este año necesitan hacer noche por tener que trabajar el doble, los habitantes de Peñarroya-Pueblonuevo desean ofrecerles el Almacén Central, que es un edificio maravilloso digno de la importancia de Sus Majestades. Yo les ofrecería Casa Encantada, pero es que van a estar un poco apretadillos y con la lagartija Matilda haciendo de las suyas..., no van a poder dormir. 
En el Amacén tendrán todas las comodidades para su descanso y el de los pajes reales, también comida, agua y un buen establo con heno para los camellos. Eso sí, les agradecería contestasen los antes posible a mi carta porque hay mucho que hacer y todos estamos muy nerviosos ante la posibilidad de que nos elijan para pernoctar.
No quiero entretenerles, sé que ya vienen de camino así que les deseo buen viaje. Abríguense muy bien porque este año les toca pasar dos noches trabajando y hace mucho frío. ¡Ah! Y no se olviden de los mayores, somos regulares pero en 2018 prometemos enmendarnos.
A la espera de sus letras y en nombre de los habitantes de Casa Encantada, reciban un cordial saludo de Pepa Gómez.

PS: ¡Y muchísimas gracias por traernos la lluvia!


miércoles, 1 de noviembre de 2017

BESOS

Besos esperando un hogar. Besos esperando, acumulados en el corazón y que mueren día a día caducados de tiempo. Te abrazaría, escúchame, de verdad te abrazaría, pero hay demasiados besos muertos entre nosotros, flores artificiales que crecen en un jardín sin gloria.
No me busques si traes cenizas en los ojos, no si no es para darme los besos que me debes y escondes tras la sonrisa.  Libérame de ella, no hago sino morir cada vez que la abres a ojos anónimos que, como no saben, no sufren. Eres hermoso, todo tú desde los besos a las sonrisas, pero no es de buen gusto decirlo; educación frente a todo.
Mágicos ojos engalanados de humo que depositan su parpadeo en mi vida. Te abrazaría, escúchame, de verdad te abrazaría si no hubiera tantos besos  esperando un destino en la fragilidad de nuestra realidad.  Besos que rezan en latín y pecan a la luz de la luna menguante, besos de cartón bajo espadañas coronadas de cigüeñas, besos de lápiz rojo que deja marcas en tus labios. Los besos que me debes son los que ya llevas y esta noche no es posible rescatarlos  sin la necesidad imperiosa de tu abrazo.  Vuelve y libérame.
Pepa Gómez.


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sábado, 19 de agosto de 2017

CAPÍTULO III: DOÑA SINFOROSA Y DOÑA PIEDITA. La nueva vecina.


Al fin sábado, había amanecido una mañana espléndida y la señora Sinforosa iba y venía en la cocina preparando un suculento desayuno. Los pájaros cantaban en los árboles y las flores se dejaban conquistar por una brisa cálida propia del mes de mayo.

- A ver dónde tengo esas tazas tan bonitas...

Nuestra amiga quería sorprender a Pepe y a Carmelo, así que había pensado sacar la vajilla de verano. Estaba salpicada de flores, como a ella le gustaba. Las tazas, de tamaño generoso, estaban pintadas con topos malvas en su interior.


- Bizcocho, algo de trigo para Pepe, galletas, tortitas con nata y sirope de fresa, leche, cacao..., creo que es suficiente.

La mesa había quedado preciosa, en ese instante, Carmelo hizo acto de presencia en la cocina, había entrado por la gatera que tenía practicada en la puerta.

- ¡Doña Sinforosa! ¡Doña Sinforosa vengo de la Cuesta la Vieja! - Gritó muy alterado, elevándose sobre sus patitas traseras-
- Buenos días pequeño, ¿y qué has visto que te trae tan nervioso?
- Pues verá doñi, es que.... ¡No sé lo que es! Hay nuevos vecinos pero sólo he visto a una señora delgada que parece volar en lugar de andar. Doña Sinforosa, ¡es una bruja! – Exclamó  abriendo mucho los ojos-
- Jajajajajaja ¡vamos Carmelo, las brujas no existen! Ven, ven aquí y cuéntame con tranquilidad qué es lo que has visto.

La señora tomó al minino por los bracitos y se sentó en un sillón balancín que tenía justo a mano. Lo colocó en su regazo y éste al cobijo y la seguridad de su ama, se hizo un rosco en sus piernas.

- Vaaamos gato perezoso, no te duermas ahora. Venga, no tengas miedo y cuenta a mamá qué has visto en la Cuesta la Vieja.
El gato se incorporó y luego volvió a sentarse sobre sus patas traseras.

- Verá doñi, había ido a saludar a mis amigos, los gatos de la cuesta que vienen de cuando en cuando por casa, justo cuando apareció esa mujer. Pero en realidad no es una mujer porque de sus faldas sobresalen ruedas como las de los carros ¡Y no van tiradas por ningún animal! Le digo que eso es brujería.

La señora Sinforosa se quedó mirando al gato fijamente, esa descripción le encajaba con una amiga muy querida a la que hacía años no veía, pero le extrañaba que carteándose tan frecuentemente, no hubiese recibido noticias de su llegada.

- Está bien Carmelo, creo que lo mejor es que nos acerquemos hasta allí después de desayunar ¿Qué te parece? Así podremos saber qué clase de bruja es esa mujer de la que hablas.
- ¿Es necesario que yo vaya? Es que....

- Es totalmente necesario, querido. No vencerás tus miedos si no te enfrentas a ellos- Acompañó la frase con una larga caricia sobre la cabeza del gato-
- Está bien... si usted lo dice...

En ese instante, Pepe entró en la estancia, había escuchado todo lo que habían hablado y vino a dar su opinión.

- ¡Buenos días! ¿De verdad vamos a conocer a una bruja? - Preguntó mientras se posaba en la cabeza de Carmelo.
- Bueeeno, vamos a visitar a los nuevos vecinos y a ofrecerles nuestra ayuda para lo que necesiten - Contestó doña Sinforosa a medida que servía el cacao calentito-
- Es una bruja, te lo digo Pepe - Susurró el gato al jilguero-
- Bueno, dejaos de tonterías y desayunad, voy a ver a Juanito para pedirle que nos lleve, así que cuando vuelva no quiero ver ni una miga en el plato.
- ¿Y usted no desayuna? - Preguntó el jilguero-
- Empezad sin mí, ahora vuelvo- Dijo mientras se quitaba el delantal y se perdía en el patio.

A los diez minutos volvía y se sentaba junto a sus amigos, tomó su taza y se sirvió el cacao.

- Bien chicos, en media hora salimos hacia la Cuesta la Vieja para ver quién es esa misteriosa bruja que tanto asusta a Carmelo. El jilguero no pudo reprimir la risa y el gato lo miró molesto.
Tal y como habían previsto, en media hora se hallaban a bordo del flamante dog-cart tirado por Juanito que iba contándoles cosas de la ciudad, el lugar donde había nacido.
Las ruedas del coche dejaban una estrecha y larga huella sobre la manta de hierba fresca aún perlada por el rocío de la mañana. Los viajeros charlaban animadamente hasta que a lo lejos se divisó una casita preciosa de ventanas blancas y techos ondulados. A la puerta, unas mesas flanqueadas por bancos permanecían atentas a la llegada de algún inesperado visitante.

Hacía sólo unas semanas, esa casa estaba descuidada y sucia. Las hierbas crecían sin control y las ventanas eran dos oquedades en las paredes de la vieja morada. Ahora, los nuevos inquilinos habían realizado unas labores de adecentamiento realmente espectaculares, entre las que se incluía haber domesticado un jardín que a todas luces parecía una selva.
Una verja les cerraba el paso, ante su vista una tablilla de madera decorada con flores les daba la bienvenida:

"El Alto de los Reyes"

- El Alto de los Reyes...¡Pues esto seguirá siendo la Cuesta la Vieja o Cuesta de los Gatos! - Exclamó Carmelo molesto-
- ¡Pero bueno minino enfadón! ¿Se puede saber qué te pasa a ti con los nuevos vecinos? -Le preguntó la señora Sinforosa poniéndose en jarras-
- ¡Es que ella es bruja, doñi!
- ¡Y dale con que es bruja! Amiguito, este comportamiento no es normal en ti, ya tendremos unas palabras cuando lleguemos a casa- Dijo la dama un tanto molesta por la cabezonería del gato-
- Yo no digo nada... Me vaya a quedar sin merienda - Habló el jilguero por lo bajo-

Se disponían a abandonar el coche para adentrarse en las inmediaciones de la casa, cuando la puerta se abrió y por ella salió una pequeña damita de edad incierta, delgadita, con cara de porcelana y mirada firme. Aquellos ojos transmitían nobleza, vida y seguridad, honradez y pureza de sentimientos. Allí, de pie en la entrada recordaba por su apostura a la diosa Vesta, envuelta en un suave vestido crudo de corte imperio y falda plisada.

- ¡Pero bueno! ¿Es que no vas a dejar nunca que te sorprenda? - Preguntó la dama dirigiéndose a doña Sinforosa-
- ¡Piedita! Pero... ¡Te hacía en París! ¿Cómo no me has avisado, alma loca?

Las dos amigas se fundieron en un largo y cariñoso abrazo, hacía tanto tiempo que no se veían que a cada poco dejaban de abrazarse para mirarse detenidamente una a la otra y sonreír. Cuántos años habían pasado desde que iban juntas al colegio... Allí trabaron buena amistad pero al cumplir los quince años Piedita se fue a vivir a Francia. Su padre era ingeniero y había inventado una máquina a la que llamaban ciclo o velocípedo y parecía que en el país vecino se habían interesado en el invento. Ella había heredado de su progenitor la pasión por los viajes y eso la había llevado a permanecer largas temporadas en los más insospechados destinos. En todo este tiempo, las dos amigas jamás perdieron contacto y cada cumpleaños un regalo viajaba desde cualquier lugar del mundo hasta Villa Rosita y viceversa.

- ¡Ay Sinforosa querida, quería darte una sorpresa pero ya ves, te me has adelantado! - Exclamó doña Piedita asiendo por los brazos a su amiga-.
- No cambiarás jamás ¡Eres temible!

Las dos amigas rieron de buena gana.

- Pero bueno, no te quedes en la puerta, entra que quiero enseñarte mi casa- De repente se percata de la presencia del minino y el jilguero.

- ¿Son tus amigos? - Preguntó doña Piedita señalándolos-
- ¡Oh Dios mío, casi me olvido de ellos! - Exclamó la dama llevándose las manos a la cabeza- Disculpadme queridos... Ella es doña Piedita, mi querida amiga de la infancia y ellos son Carmelo y Pepe - Dijo volviéndose hacia su amiga-

Los animales se quedaron sorprendidos, en teoría nadie sabía que podían comunicarse con la doñi.

- No temáis, amigos - Dijo la señora- Soy la única sabedora y guardiana del gran secreto de doña Sinforosa, así que podéis estar tranquilos en mi compañía.

Los animales bajaron del coche y fueron a saludar educadamente. Pepe se puso sobre el hombro de doña Piedita y le cantó una melodía que andaba componiendo desde hacía semanas. Carmelo, aún seguía reticente.


- Piedita, querida, ¿sabías que Carmelo pensaba que eres una bruja? - Dijo doña Sinforosa divertida mientras el gato se ruborizaba-
- ¡Oh, no me digas! ¡Qué divertido! Jajajjaja ¿Qué te hizo pensar eso?- Preguntó.
- Pues...Es que esta mañana no tenía pies, sólo unas ruedas enormes que asomaban bajo su vestido y yo...
-¡Válgame el Señor! Jajajajaja, tu gato y yo nos vamos a llevar de maravilla, Sinforosa- Dijo a su amiga mientras se agachaba para coger en brazos a Carmelo, cosa que no acababa de gustar en demasía al felino-
- Vamos, quiero que veáis todos ese extraño artilugio que me convierte en bruja.

Salieron de nuevo al exterior y sobre una verja de madera se hallaba la culpable de las pesadillas de Carmelo.

- Ahí tenéis mi escoba. - Dijo doña Piedita riendo a carcajadas-

Un hermoso velocípedo o bicicleta como ella la llamaba, descansaba sobre la hierba. En el manillar, un canastillo lleno de flores recogidas esa misma mañana en la que el gato Carmelo se había topado con ella.
La curiosidad innata del felino lo llevó a reparar detenidamente en aquel invento.

- Doña Piedita, ¿podría llevarme en esta cesta? - Preguntó-.
-¡Pues claro que sí, querido! Vamos, subid los dos y daremos un paseo.

Doña Sinforosa vio como su amiga se alejaba pedaleando con el gato y el jilguero en la cesta. Se lo estaban pasando tan bien que agradecía al cielo que aquella inesperada vecina, no fuese otra que su querida Piedita.
Casi a la una y media de la tarde decidieron regresar a Villa Rosita, no sin la promesa de volver al día siguiente a la fiesta que iban a organizar en El Alto de los Reyes para celebrar la vuelta de la mejor amiga de la dama.

El domingo llegó cargado de sorpresas y en torno a una mesa decorada con un lindo mantel celeste se congregaron los más variados amigos. Doña Sinforosa, Carmelo y Pepe se presentaron con una muñequita a la que la dama había puesto el nombre de doña Aurora. Doña Lola, la oveja de los Silva, acudió muy guapa con sus bucles recién peinados y oliendo a espliego, trajo como presente un bonito bolso de lana tejido durante los días de invierno. Regalo que a nuestra nueva amiga llamó especialmente la atención. Así hasta doce entrañables criaturas que compartieron la alegría de una merienda al calor de la primavera y la amistad.
Bien entrada la tarde, doña Piedita se adentró en la casa del brazo de su amiga.

- Ayer no tuvimos oportunidad, así que quiero que conozcas mi nuevo hogar con detenimiento y me des tu opinión.

- Veamos querida, tú siempre tuviste un gusto exquisito para la decoración. –Dijo doña Sinforosa a medida que las dos amigas se perdían en las estancias de la casa-

Número de Registro Propiedad Intelectual: 201399901322175

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