miércoles, 22 de enero de 2020

ARREPENTIMIENTO.

¿El arrepentimiento es tal vez una tentación inútil? Puede ser- según qué- una resurrección o bien una llamada a las lágrimas que no lleva a ninguna parte. Desesperandum.

Será cobardía si lo alberga el soldado y la gesta queda en nada. Consumado el arrepentimiento, el honor es roído por los gusanos. Mortem.
En el criminal es salvación, un hueco por donde ver que el amor no se exilió de su corazón. Ego te absolvo.

En el cobarde es pérdida y recuerdo, pero recuerdo que hace daño por no haber sabido separar la vida del sueño. El sueño es el que da vida y alegre cada mañana destierra la amargura. Ciego está el cobarde, sin pulso, enterrado en un amor que no tiene, pero que en su alma sigue vivo y no acaba. Infernum.

En el niño es gloria, mirada limpia donde habita lo sencillo, la belleza que lo salpica todo y da nombre a las cosas. Caritas.


Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito del titular del copyright. Código de registro: 1908281789692

COLOR TRISTIEBLA.

Miro al cielo, a millones de centímetros de cualquier parte. Alejado, empapado por una bruma de pensamientos grises que no dejan de asomarse al borde del corazón. La inestable alegría cuelga de días así, imposible no hurgar a tientas en la sombra que todo lo empaña.
Estos colores son los del resentimiento, los que expulsan al perdón que cae de las manos. Color de venganza nacida del alma cuando el amor prescribe. Sea cual sea. No, no es este mi color, este llena de grietas la esperanza, tañendo campanas de duelo por la vida.
¿Se cree la niebla que el sol se acaba? Aún creo en el milagro de la luz y en la paz que entierra los despojos del odio. Creo en el ámbar de una mañana en compañía, en la música que se desprende apenas la noche muere y en el beso irrefrenable que cae sobre la piel dulce que se ofrece.
Tengo melocotones en las mejillas, niebla, recoge tus cenizas y vete.

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lunes, 13 de enero de 2020

ESPINAS

El aire contiene el aliento al pasar por las espinas, silba antes de traspasar la tarde serena de invierno. Hace frío y el crepúsculo acecha al otro lado del cielo, cargado de estremecimientos y ayes de mujer que frotan las manos para aliviar la dureza del invierno en estas tierras.
Este árbol no era así en mayo, delicadas hojas ocultaban sus cuchillos y el viento, incauto, sobrevivía a las lanzadas que eran a la vez beso y herida. Estás loca, me dice el lector. No puede haber beso y herida. ¿Ah no? Ama a quien no te ama, y emulando a Shakespeare te diré: "desespera y muere".
Pero yo no he venido aquí a contar espinas, he venido a ver la luz que sueña bajo el frío terrible de enero, la luz que recuerda jacintos en flor y cuellos de trigo verde bailando al alba.
Y cuando arrecie el frío y los ayes del pueblo, las estrellas quebrarán el cielo. Entonces, el viento vestirá traje de hielo que al pasar por las espinas dejará estatuas blancas, filigranas de escarcha que al sol, serán las lágrimas de quien ama...., sin ser amado.

Las fotografías son de mi amiga querida, Josefa Muñoz, que siempre me tiene en mente cuando la Naturaleza se pone ante su cámara. Gracias, Pepita. ☺️


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lunes, 21 de octubre de 2019

CAMINO BAJO LA LLUVIA.

Camino portentoso de olores y colores, de lluvia absoluta sobre un destino desconocido. Huele a tiempo, puedo notarlo en las hojas del camino, vestidas con ropa antigua, coloreadas de miel sus carnes rendidas a la muerte. También huele a nuevo, corazones a pie que buscan el crujiente de la hierba fresca. Avanzan de puntillas entre el ayer y el hoy, soñando la eternidad, aunque esta es inmutable y corresponde al alma.
Vuelvo al camino, es un hilo negro que conecta con lo humano, uniendo pensamientos y fermentando los minutos. Minutos, horas..., fin de trayecto.
Aguacero, blanco sobre negro, corro hacia a la vida.

Fotografía gentileza de mi amigo Manolo Rubio que tiene muy buen ojo para captar la belleza del paisaje español.

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SONMARILLADO.


Llueve, la noche se alza vestida de gala, desplegando su efímera elegancia, perfumada de luna en su densa oscuridad.
Hay un farol sonrojado de amarillo, es decir, sonmarillado. Mira con su ojo el milagro de la vida, brillando entre lágrimas de cielo, bajo las estrellas escondidas, calladas ante la ingrávida lluvia. Fulgor que desgarra el velo acuoso pintando de ámbar el paisaje. ¿Quién te mira en esta noche de llanto?
Eres el rostro de un ángel rendido a la hermosura, mimado por el liquido que besa tus esquinas.
Eres soledad y solo, en tu gloria, trasciendes los crepúsculos con el fuego de tu vientre, coronando a los amantes que buscan besos bajo tu luz. Otoño, noche, brisa, lluvia.... , beatitud del firmamento que devora las horas.

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miércoles, 28 de agosto de 2019

TORMENTA

El cielo se rinde, batalla contra el trueno en el último reposo del día. La luz quiere vivir, quiere que escriban su nombre en la tierra, pero la oscuridad estalla en el aire. Culebras de luz danzan sobre las cabezas, el destino…, se ha dormido. En esta tierra, antes corría el verano, ahora el aire trae humedad que trepida los cuerpos.
Rompe el agua y los Hombres reniegan del cielo, este cielo que envuelve y borra el dorado. Sin paz, el concierto de nubes ensordece a un sol que antes ardía en colores. Sin fe, la lluvia cae sobre la pequeñez humana que cree en firmamentos donde la luz es reina. Se desordena la tarde a cada trueno y los duelos por el día comienzan. La sombra no cesa y las estrellas no asomarán a un firmamento embarrado. Si mañana despierto aquí, que el alba caiga en mis manos como si fuera el milagro que negáis, justo ese que puede salvarnos. Tal vez.

NOTA. Fotografía de mi amigo Manuel Rubio López, siempre captando la belleza del cielo español.

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LA CASA

Abolido el tiempo, la soledad absoluta vive aquí. El recuerdo de los que habitaron se confunde con la muerte, pero no es muerte, es memoria. Antes de que huyera el sol, había rostros bellos, historias, días ardiendo en corazones nuevos. Ya nadie reconoce eso porque la noche ha caído y congela toda vida. De repente, una gota de agua, hierba sobre tejados desnudos y los locos dicen que hay esperanzas, pero las cicatrices de la casa son rencorosas y anhelan descanso. Ya no, ahora no. 
La sospecha de la ruina se cierne sobre ella, los intereses hambrientos se la disputan y el abrazo del abandono es todo cuanto queda. Muere cien veces al día y al alba resucita ante ojos mortales. De hora en hora, de nube en nube y hasta el infinito pueden más los deseos de tierra que la esperanza. Porque ella es tierra, la tierra es suya y volverán a fundirse como se funde la sangre de los amantes.
Pepa Gómez.
NOTA:  Encontré esta fotografía en Pinterest y me inspiró las letras que acabas de leer. Es una casa hermosa, por eso es fácil escribir mirándola. 
Desconozco al propietario de la imagen, si eres tú y no deseas que esté aquí, la retiraré.


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