domingo, 2 de febrero de 2020

CONFESIONES DE UNA MARGARITA.

En presencia del sol y con el viento como testigo, yo confieso que tengo corazón de ámbar, amarillo antiguo. Que mis brazos son el refugio del adolescente enamorado que sí, no, sí, no… sabe si lo quieren. 

Aquí, plantada a la tierra yo renuncio a los barrotes porque al alba, el viento mueve mis cabellos de nieve sin que nadie lo sepa. A esas horas, la luz fetal me conmueve como lo hace un poema, uno de esos que hablan de la vida. Entonces, el tumulto de los insectos me invita a abrirle la puerta al sol que tiene color de calabaza; mientras su cuerpo dorado esté presente, yo…, permaneceré desnuda. Estas son las cosas que la civilización no entiende. 

Se enciende el día, exhibo mi pequeño pezón al mundo, rodeado de filamentos de seda que son la ropa que me quitan. Mi sí, es la sonrisa de la niña que juega a las preguntas tímidas del amor. La yema de sus dedos pasa entre mis brazos, temblorosa, secreta…Sí, no, sí, no, sí. Y con los labios entreabiertos va contando los síes y los noes, el amor y el desamor. Entre sus manos, soy oráculo y alivio de quien aún no se  ha olvidado de soñar. 

Sí, no, sí no… Y la margarita apostó por el amor.

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito del titular del copyright. Código de registro: 1908281789692

ALMA NUEVA

El alma no sabía que podía transmutar, pero un día hizo inventario y vio que pesaba lo cotidiano. Ella quería quitarse sus ropas viejas, abrir cerrojos, mirar cara a cara a los ángeles... Quería vivir.
Deshojadas las palabras encontró respuestas, abandonó la rutina en el cielo de una boca, no una cualquiera, sino una de las que reflejan las estrellas.
Y del declive a la fe que no concibe heridas, asumiendo los sueños como arrabales de la alegría. Sin miedo, bailando en los márgenes de la esperanza que no por débil se da por vencida.
Alma palpitante de sonrisas al atardecer, al abrigo de unos labios que disipan el amargor del invierno y las injusticias de la incertidumbre. Alma que guarda colores en sus pasillos para pintar de amor cada uno de sus recintos.

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito del titular del copyright. Código de registro: 1908281789692