lunes, 12 de marzo de 2018

Don Leonardo y las puertas giratorias

Es muy temprano y Casa Encantada permanece sumida en la tranquilidad de la noche, acurrucada bajo unas estrellas que vigilan el sueño de cada uno de sus habitantes. 
A eso de las seis y media, unos leves toques en la puerta de entrada me despiertan: "Toc, toc, toc", sonaban en repeticiones de dos, paraba unos segundos y volvía a sonar el: "Toc, toc, toc" "Toc, toc,  toc". A toda prisa me pongo una mantita por los hombros y bajo las escaleras saltándome escalones y jugándome el tipo.

- ¡Vaaa! ¡Vaaaaa!

De una habitación de la segunda planta sale el mago Pirú, está pasando unos días aquí porque su casa se ha inundado con las últimas lluvias.

- ¡Pepita! ¿Ocurre algo? He escuchado unos golpes en la puerta.
- ¡Sí!, no sé quien puede ser a estar horas, pero con todo lo que ha llovido, no nos extrañe que sean nuevos huéspedes.

Pirú lleva un camisón largo blanco con estrellas amarillas, no puedo evitar reírme porque el conjunto está acompañado de sombrero picudo y báculo.

- ¡Ay Pirú, me encanta tu camisón! Jajajajajaaja
- Tú sigue riéndote y te convierto en piedra como si fueras un troll.
- ¿Un troll con moco o sin moco?
- ¡Con moco enorme! ¡Marrana!

Y riendo bajamos los últimos escalones. Abrimos la puerta, pero no vemos a nadie.

- ¡Buenas noches! ¡Aquí! ¡Aquí abajo! - Dice una vocecita-
- ¡Oh por Dios, disculpe! ¡No le habíamos visto! - Exclamo emocionada al ver al personaje-

En el umbral aguarda un ratón, es muy mayor y lleva un paraguas y varios libros. Pirú y yo nos miramos, nos parece perfecto un habitante así para Casa Encantada.

- Me llamo don Leonardo Peinacanas, he sido maestro muchos años y ahora me dedico a contar cuentos y organizar bibliotecas.
- Encantado de saludarle - Dice el mago agachándose y ofreciendo su mano para que el ratón suba-  Ella es Pepa, la anfitriona, y yo soy Pirú.

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- ¡Encantada! - Le digo- Y dígame, ¿cómo nos ha encontrado?

Entramos en casa mientras Pirú enciende la chimenea del salón con el báculo. Don Leonardo se sienta en el sofá y nosotros en sendos sillones, a la espera de escuchar su historia. Antes de que diga nada, el mago ya ha hecho traer de la cocina "por arte de magia", unos vasos de leche caliente y galletas.

- ¡Oh, eso ha estado muy bien! - Exclama el ratón sorprendido-
- ¡Ya se acostumbrará! Aquí todo es mágico - Le digo-
- Bien, amigos - habló el ratón con los carrillos llenos de galletas- La verdad es que he llegado hasta aquí a través de una puerta giratoria. Me dirigía a la biblioteca de mi localidad cuando a un lado del camino vi una puerta que llamó mi atención; me acerqué, la toqué.... ¡Y aquí estoy!
- ¿Una puerta giratoria? -Pregunté extrañada- No sabía que se pudiera acceder a Casa Encantada de esa manera.
- Sí, querida, es algo que he tratado de explicarte varias veces, pero tú y la lagartija Matilda nunca tenéis tiempo para mis explicaciones científicas - Dice Pirú algo molesto-
- Bueno.., si eres tan amable de contármelo ahora.

Pirú carraspea la garganta y toma un largo sorbo de leche, se recuesta en el respaldo del sofá y comienza su explicación.

- Es una apertura en el tiempo, te puede llevar a cualquier lugar y época siempre y cuando atravieses la puerta sin ánimo de perjudicar a nadie. 
- ¿Y ya está? - Pregunto-
- No, para que la puerta gire tienes que pensar en alguien, enviarle mucho amor y desear que su vida y la de quienes le rodean sea  todo lo feliz y próspera que deseen.
- Y entonces la puerta se mueve... ¡Me encanta! -Exclamo- Dígame don Leonardo, ¿en quien pensó usted?
- Pensé en mis antiguos alumnos, los imaginé felices con sus familias y sus ratoncitos, les envié un pensamiento de amor y la puerta me trajo hasta aquí, que es un lugar que quería visitar desde hace años.
- Así que no vio la puerta por casualidad..., ¿verdad? - Preguntó el mago-
- No.., pero ya sabe que no todo el mundo debe conocer estas puertas, es peligroso. No estaba seguro de que aquí se supiera de su existencia, aunque siendo un lugar mágico, no sé cómo he podido dudar.

El ratón miró su vaso vacío e hizo un gesto de tristeza que Pirú interpretó al instante. En unos segundos, la leche hizo acto de presencia en el recipiente.

- ¿Y que le gustaría hacer aquí? -Le pregunto-
- ¡Oh! Eso es fácil de contestar: ¡He venido a contar cuentos!, hay muchos niños y animalitos en Casa Encantada que estarán felices de escucharme.
- Pues me parece una idea magnífica. ¿Qué piensas tú, Pirú?
- Que vamos a poder hacer muchas cosas mientras los más pequeños están entretenidos con don Leonardo. Ya sabes lo trasto que son.
- ¡Bienvenido don Leonardo! Mañana le haremos una fiesta que esté a la altura, así podrá conocer a todos. ¿Qué le parece? - Pregunto-
- ¡Fantástico! - Exclama el ratón- Pero antes deberíamos cerrar la puerta giratoria de entrada a Casa Encantada.
- Pero cómo..., ¿es que no la ha cerrado al llegar? - Pregunta  Pirú preocupado-
- ¿Qué ocurre? ¿Por qué es tan importante cerrar esa puerta? Si decís que se accede con pensamientos amables y de amor a los demás, no creo que nadie malo pueda atravesarla, ¿no?. 

A medida que hablo me asusto porque Pirú y don Leonardo no paran de mirarse con cara de creciente preocupación. Parecen no escucharme.

- ¿Me estáis escuchando? - Pregunto alzando la voz.
- Pepa, hay que cerrar esa puerta ahora mismo - Explica Pirú levantándose- si don Leonardo la ha dejado abierta, puede colarse cualquier animal, persona o entidad maléfica. ¡Si está abierta no se necesita nada más para entrar! Y muchos acechan para poder colarse. ¿Lo entiendes?
- Lo siento de veras - Dice el ratón apesadumbrado- No pude recordar las palabras para cerrarla, a pesar de lo mucho que lo intenté. Lo siento, me he dirigido rápidamente aquí precisamente por esto.
- No se preocupe - Le digo- ¿Pero por qué no escribió las palabras en un papel?
- Porque no funciona -Me responde- Las palabras mágicas para cerrar la puerta no pueden ser escritas, tienen que quedar en el aire y sin soporte. Cada persona tiene una clave de cierre que se le da justo cuando la puerta realiza el primer giro. Yo..., no recordé la mía y tuve que salir.

Enseguida comprendo la gravedad del asunto, así que me levanto y voy rápidamente a vestirme. Cuando bajo, los dos han salido ya.

- ¡Esperadmeeeee! 

Pirú no se había cambiado, caminaba a paso ligero y supose que don Leonardo iba en su mano.

- ¡Vamos Pepa! ¡No te retrases! - Me dice el mago-
- ¿No te has quitado el camisón de Agatha Ruiz de la Prada? - Le pregunto divertida-
- Considérate troll a la vuelta, querida.

Llegamos a un bosque espeso, de algunas setas comenzaba a salir humo; señal de que sus habitantes inauguraban un nuevo día en los alrededores de Casa Encantada.
- ¡Es ahí!- Dice don Leonardo señalando hacia la derecha de la seta.
- Bien, ahora, vamos a intentar que recuerde esas palabras , ¿de acuerdo? - Le dice el mago dejándolo a los pies de la puerta-
- Estoy listo - Asiente mientras introduce una de sus patitas en la puerta-

Pirú gira el báculo y envuelve a don Leonardo en una nube blanca que al instante comienza a llenarse de puntos muy brillantes. 

- ¿Qué son esos puntos luminosos? -Pregunto en voz baja-
- La memoria perdida de don Leonardo. En realidad no desaparece, todo lo que pensamos y vivimos queda flotando en el Universo; yo sólo la estoy trayendo de vuelta.

Don Leonardo tiene los ojos cerrados, a veces sonríe o hace gestos divertidos con  la cara.

- Está viviendo emociones de otros tiempos, recordando cosas que le hicieron feliz - Me dice Pirú- Don Leonardo, concéntrese en el momento en el que la puerta gira, por favor, es muy importante. No saque el pie, tranquilo, le agarraré en el momento preciso.

Me empiezo a poner nerviosa, sé que si esto falla pasará algo malo; con la magia nunca se sabe cómo saldrán las cosas y no quiero ni preguntar por qué el ratón tiene su pie en la puerta.

- ¡Casa encantada, puerta cerrada! - Grita el ratón-

En ese instante, Pirú agarra a don Leonardo y la puerta desaparece. 
- ¡Vaya, pues no era tan difícil!- Exclama el roedor riéndose a carcajadas-

Acabamos riéndonos todos, Pirú nos explica que la velocidad de aceleración de la puerta, a veces nos impide escuchar bien la clave para cerrarla. Eso, hace peligroso el viaje a través de ella. 

- Dime Pirú - Pregunto- La puerta ha desaparecido, pero ¿sigue estando visible en el lugar donde entró don Leonardo? ¿Cómo podemos saber si se ha colado alguna criatura por ella?
- A la primera pregunta: La puerta no es visible para todo el mundo, sólo alguien que conozca esta magia sabe la ubicación de cada una. Conozco algunas que se hacen visibles a todo el mundo una vez al año, pero si no sabes cómo hacerlas girar, no te llevarán a ningún lado. A la segunda pregunta..., habrá que esperar, no sabemos si alguien más la ha atravesado pero de ser así..., pronto lo sabremos.

En el camino de vuelta, paramos a comer en un prado donde don Leonardo nos contó cómo había sabido de esta magia. 

- ¿Y qué habría pasado si Pirú no le saca a tiempo de la puerta? - Pregunto al ratón-
- Me habría perdido en el tiempo, habría ido a parar a cualquier lugar y año.
- Bueno, pero luego podría haber dicho de nuevo las palabras de cierre y volver a este punto. -Aclaro-
- No, -Contesta Pirú- Si la puerta te atrapa cuando intentas cerrarla, el tiempo se descontrola para ti, ella no sabe adónde quieres ir. Estarías condenada a vagar por las edades y si tienes suerte, igual vuelves a tu época en uno de los saltos. O no. Estarías a merced de la aleatoriedad.
- Mmmm, no me gusta nada, prefiero ser un troll de piedra.
- ¡Con moco! - Añade Pirú-

Y volvemos a reírnos. Mientras camino de nuevo, no dejo de pensar en la posibilidad de explorar otros lugares o épocas a través de las puertas giratorias, pero eso es algo que no creo que pueda hacer sin la ayuda de un buen mago, uno que se llame Pirú.
Ya en Casa Encantada, don Leonardo sube a descansar, más tarde se encargará de la biblioteca y de todo lo necesario para que los niños puedan escuchar al menos un cuento al día. 
¡Ah! ¿Os apuntáis a la fiesta de bienvenida? Dejad vuestra confirmación aquí:
casaencantada@fiestadedonleonardo.com ¡Gracias!

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