domingo, 21 de noviembre de 2021

Claudia y el Espíritu de la Navidad.

Es sábado, pero no es un sábado cualquiera porque Claudia está en el campo haciendo lo que más le gusta: escuchar las historias del pueblo del abuelo y de esa yegua blanca donde paseaba a abuelita. Mientras todos se han marchado a hacer cosas de mayores, ella y el abuelito Claudio se han quedado cerca de la chimenea, con sus historias, con el chocolate y una buena dosis de palomitas. Sábado perfecto.
Pasan las horas y de repente Claudia se da cuenta de que el abuelo se ha dormido y la chimenea se está apagando. ¿Qué hacer? Tiene prohibido acercarse a ella porque las llamas son peligrosas, pero por otro lado, no puede permitir que abuelito se enfríe y se constipe. ¡Menudo dilema! Finalmente, como Claudia es una niña valiente, decide que va a poner un leño pequeño sobre las ascuas y de ese modo, solucionará el problema.. 
Con mucho cuidado se acerca, coge una rama seca de roble y cuando va a ponerla sobre las ascuas, ve como una luz nace del fondo de la chimenea. La niña se detiene, ¿qué es eso que se hace cada vez más grande e ilumina todo el salón? La luz va tomando una forma que Claudia conoce, es una puerta de madera, pero no es de madera, quiero decir que es toda de luz brillante. Ya no se ve el fuego, sólo la puerta abierta y al fondo un bosque nevado con un conejo que la saluda.

- ¡Claudia! ¡Vamos entra antes de que la puerta se cierre! ¡Date prisa, pequeña!- Le grita desde el otro lado-

La niña no se lo piensa dos veces, mira a abuelito que sigue durmiendo plácidamente y sin miedo  atraviesa la puerta, no sin antes coger su abrigo, sus guantes y un gorro que le había regalado mamá hacía unas semanas. 

- ¿Quien eres, conejo? ¿Y cómo es que conoces mi nombre? - Pregunta Claudia al animal-
- Soy una liebre, querida, no un conejo. Me llamo Rufina y vivo en Casa Encantada donde -dicho sea de paso- todos te están esperando.
- ¿En serio? - Pregunta Claudia con los ojos muy abiertos.
- Sí, te esperan porque eres la única que puede ayudar al mago Pirú a resolver un grave problema.
- Soy toda oídos. - Dice la niña interesándose en la historia de Rufina-
- Mejor que te lo explique él y de paso que me lo explique a mí, pues me ha encargado acompañarte sin saber nada más.  Sígueme y no te despistes, nos espera un camino largo y ya es de noche, ya  sabes que en el bosque de Casa Encantada hay peligros. ¡Eeeeen marcha, jovencita! - Dice la liebre levantando su mano derecha e invitando a caminar a la niña-

Tras media hora de difícil travesía, Claudia está agotada y congelada.

- ¡Rufina! ¿Podemos parar? Tengo mucho frío y estoy cansada - Dice la niña-
- Lo siento pequeña, es peligroso quedarse aquí. 

La liebre mira a la niña que tiene la nariz roja y piensa que es demasiado camino para un humano tan pequeño, así que llama a Pirú. Para ello, extrae de su zurrón una bolsa, dentro hay una rosa azul que al ponerle unos polvos brillantes se abre y aparece la cara del mago.

- Rufina, ¿cómo has hecho eso? ¡Es fantástico! - Exclama Claudia feliz-
- Magia, querida niña, ¡magia!
- ¡Hola Claudia! - Dice la cara de Pirú que ondula entre la rosa.
- ¡Hola Pirú! Encantada de conocerte, pero ¿no podrías hacer algo para que pudiéramos vernos sin tener que pasar este frío?

Pirú ríe ante el desparpajo de Claudia y a un movimiento de su báculo, liebre y niña aparecen en mitad de Casa Encantada. Son recibidas por Benito Mondanueces, un simpático ratón que se iba a la cama antes de que el mago le diese el encargo de recibir y acomodar a las invitadas.


Imagen extraída de la web.

- ¡Hola Rufina y compañía! - Dice Benito que habla mientras se come una nuez-

Claudia no puede parar de mirar al ratón, ¡es fantástico!, tiene unas zapatillas preciosas y un pelo esponjoso que dan ganas de achuchar. 

- ¡Hola Benito! -Saluda la niña-
- Bien, seguidme, Pirú os verá en seguida, pero antes me ha pedido que os lleve al comedor para que entréis en calor y repongáis fuerzas.

Siguiendo al ratón entraron en una amplia sala poco iluminada, sobre la mesa todo dispuesto como si supieran que siempre llegarían huéspedes. Sin embargo, se notaba tristeza en el ambiente, no había adornos de Navidad, ni los personajes que habitualmente viven en Casa Encantada estaban por allí. Claudia pensó que era una pena no poder conocer a Matilda, la lagartija. 

No dijo nada, se sentó y comenzó a comer, el frío le había despertado un apetito de lobo. La primera sorpresa llegó cuando intentó comerse un muslo de pollo que realmente era..., ¡una galleta!.

- Pero..., si no es pollo - Comentó Claudia asombrada-
- No -Contestó divertido Benito Mondanueces- Todo lo que hay en tu plato está hecho con legumbres, frutos secos, verdura y pasta, lo hacemos así para que sea más divertido. No debes dejar nada en el plato o Pirú te dejará sin dulces.

Rufina y Claudia devoraron todo lo que había en la mesa y cuando estaban a punto de dejarse vencer por el sueño, apareció Pirú. El mago era tal y como lo había visto en los cuentos y no podía contener la emoción de tenerlo tan cerca.

- ¡Claudia, Rufina! ¡Qué alegría veros! Querido Benito, puedes marcharte a descansar si así lo deseas, eres un magnífico anfitrión amigo mío. - Dijo Pirú al ratoncito que estaba que se caía de sueño-

Niña y liebre se abrazaron al mago, felices por poder ver al fin a un personaje tan querido y famoso para todos los habitantes de Casa Encantada. Tras los saludos, se sentaron en un cómodo sofá donde el mago les contó algo muy, pero que muy preocupante.

- Queridas amigas, si estáis aquí es porque necesito vuestra ayuda para resolver un grave problema.

- Somos toda orejas - Dijo Rufina agitando las suyas, gesto que hizo reír a Claudia-
- Bien, no me andaré con rodeos. El Espíritu de la Navidad ha sido secuestrado por un mago perverso que habita en el lado oculto de la felicidad. Es un lugar peligrosísimo, lleno de encantamientos y seres que intentarán robaros el amor al menor descuido.
- ¿Y qué aspecto tiene ese mago? - Preguntó la niña-
- Nadie lo sabe, pero adopta la forma de aquello que os da más miedo. - Contestó Pirú-

Claudia se asustó, no sabía qué hacía allí ni el motivo por el cual Pirú quería contar con ella en una aventura tan peligrosa.

- Querida niña - Dijo Pirú- Sé lo que estás pensando, pero no debes temer porque yo no me separaré de vuestro lado.
- ¿Qué pasará si no lo logramos? - Preguntó Rufina-
- Que nunca más habrá Navidad y ningún niño recibirá regalos la noche de Reyes, ni habrá adornos en el árbol, ni nieve en las montañas, ni nada que os recuerde ese maravilloso tiempo que nos reúne en torno a la familia y los amigos.

Niña y liebre se quedaron asombradas. ¿Quién podía ser tan malo como para secuestrar el Espíritu de la Navidad?

- Entonces..., creo que debemos ponernos en marcha lo antes posible- Propuso Rufina- Una pregunta, Pirú: ¿Por qué nosotras? ¿Por qué nos has elegido para esta aventura?
- Porque vosotras creéis en la magia de la Navidad.-Contestó el mago-

Claudia y Rufina se miraron y asintieron. Sí, ellas creían en la magia de estas fechas y por lo tanto estaban dispuestas a correr peligros si eso salvaba a la Navidad.

Durmieron plácidamente y a la mañana siguiente, partieron hacia la cara oculta de la felicidad. Justo salían por la puerta cuando Benito se unió a la comitiva.

- ¡Un momento! ¡Si hay que salvar la Navidad, yo me apunto! - Exclamó el ratón-
- Bueno..., pues creo que ya estamos todos lo salvadores de la magia - Dijo Pirú sonriendo- ¡En marcha, chicos!

Imágenes extraídas de la web

Estaba nevando tanto que casi no avanzaban, Pirú pensó que sería buena idea llamar a su amigo Béguven, -el mago blanco-, para que les enviase un trineo, sin embargo, ningún animal estaba dispuesto a llevarlos al otro lado de la felicidad. Preocupados y un tanto decepcionados, siguieron adelante.
Con mucho esfuerzo y la noche pisándoles los talones, llegaron a una cabaña en mitad de un lugar maravilloso. Parecía habitada porque las luces estaban encendidas y salía música de su interior.

- ¡Qué bien, Pirú! Podremos descansar y tomar algo en esa cabaña - Exclamó Claudia-
- No tan rápido amiguita... -La detuvo el mago- -Hace rato vengo observando fenómenos muy extraños en el bosque. He visto criaturas con ojos muy abiertos, unas aves de plumas plateadas que andaban hacia atrás y emitían el maullido de un gato. Creo que hemos entrado en territorio de encantamientos y tenemos que extremar las precauciones, así que no os separéis de mí. Esa casa, si mi instinto no me falla, puede ser una alucinación.

Rufina, Benito y Claudia se asustaron, no esperaban que aquello fuese posible y deseaban en lo más profundo de sus corazones, que el mago estuviera equivocado.
Pirú se acercó a la puerta y dio tres golpes con el báculo. Nadie respondió.

- ¿Y si entro yo? - Preguntó Benito- Soy pequeño, no me descubrirán.
- Ni hablar, si esto es un encantamiento y desaparece cuando estés dentro, tú también desaparecerás para siempre.

Volvió a golpear la puerta y esta vez se abrió. Al fondo, una mesa llena de manjares y una chimenea encendida. Pirú no pudo contener a sus amigos.

- ¡No toquéis nada! ¡Es peligroso! - Les gritó-

En ese momento, una sombra oscura se proyectó sobre ellos y Pirú obligó a Claudia y a los pequeños a salir de allí pitando. Nada más poner un pie fuera de la casa, el bello entorno que habían visto hacía unos minutos, desapareció. En su lugar, una casa destartalada y un bosque tenebroso les daban la bienvenida.

- ¡Dios mío! - Exclamó Claudia- ¡Esto es horrible!

Benito corrió a esconderse en el bolsillo del mago y Rufina saltó a los brazos de su amiga. Detrás de Pirú, la sombra negra emitió un rugido.

- ¡Atrás mago tenebroso! - Gritó el mago agitando el báculo y creando una nube blanca que protegía a sus amigos-
- ¿Qué habéis venido a buscar aquí? - Dijo una voz metálica desde el fondo de la nube negra-

- Chicos, es Óminor, el mago de la cara oculta de la felicidad -Susurró Pirú- Ni se os ocurra pensar en nada que os dé miedo o tomará esa forma. Por favor, pensad en algo alegre, os lo ruego.

La sombra se agitó y un trueno ensordecedor tapó las últimas palabras de Pirú. Rufina estaba temblando y Claudia temía que pudiera estar pensando en algo malo.

- ¡Aguanta Rufi! ¡Piensa en las flores de Casa Encantada! Y tú Benito, en las nueces ¡Sed fuertes, chicos!

De nuevo la nube habló.

- ¡Mago Pirú! Si no me dices qué hacéis aquí, tus amigos y tú desapareceréis para siempre. Me encargaré de que mis criaturas os trasladen a la peor cárcel que podáis imaginar, una que os roba la memoria de los días alegres y os sume en la tristeza eterna.

En ese momento, Claudia no pudo evitar pensar en sus papás y en los abuelitos, en cuánto los quería y echaba de menos. No podía permitir que un mago malo se interpusiera en su aventura y mucho menos que le impidiera volver a casa.

- ¡Escúchame tú, Óminor! ¡Mago viejo y malhumorado! - Gritó Pirú- ¡Te exijo que liberes al Espíritu de la Navidad o te las verás conmigo y lo peor de mi carácter!

La nube rió con esa risa tenebrosa y heladora.

- ¿De verdad pensáis que yo he secuestrado vuestra patética Navidad? ¡Habéis sido vosotros! ¡Humanos insensatos! - Gritó mientras un dedo negro de humo se proyectaba sobre Claudia- ¡Habéis dejado de creer en la magia y por eso el Espíritu os ha abandonado!

Todos se miraron ¿Cómo era posible? El Espíritu de la Navidad había abandonado a los humanos porque ya no creían en él. Era la peor noticia que podían recibir.

- ¡No te creo, mago cascarrabias! - Le espetó Pirú-

En ese momento, la nube comenzó a tomar un color verdoso, como de hojas redondeadas que se mezclaban con pequeñas bolitas de color blanco. ¡El mago malo se había transformado en una gigantesca coliflor! 

- Pero..., ¿se puede saber quien está pensando en una coliflor? - Preguntó Benito- 
- ¿Una coliflor os da miedo? - Se giró Pirú mirándolos a todos con cara divertida-
- Esto..., chicos, he sido yo. - Contestó Claudia mirando extrañada al enorme vegetal-
- ¿Tienes miedo de eso? - Le preguntó Rufina-
- ¡Oh, no! ¡Pero odio comerla! ¡No me gusta nada! Pensando en cuánto echaría de menos a mis papás si no conseguía regresar, no sé por qué se coló la imagen de todos comiendo y de esa horrible verdura sobre la mesa. ¡Detesto comer coliflor!
- Pero.., ¿estás loca? - Habló Rufina- ¡A mí me chiflan! ¡De hecho me cuelo siempre que puedo en el huerto de tu abuelo y me las como!
- ¿Que te comes las coliflores del abuelito Claudio? ¡Pero Rufina eso es estupendo! ¡Debes comértelas todas! - Contestó la niña-
- Bueno, bueno, a ver que yo me entere. Así que tú eres quien se lleva la verdura del huerto del abuelo de Claudia - Dijo Benito- Pues eso no está bien.
- ¡Ahhhh! ¡Pero llevarte las nueces de la despensa de Casa Encantada si está bien! ¿Verdad Benito? - Dijo Pirú- Y por cierto, Claudia: ¿Has probado a poner mayonesa a la coliflor? Reconozco que a mí tampoco me gusta mucho -
- Es que donde se pongan las nueces...Especialmente si son sustraídas con sigilo y llevadas a una cómoda ratonera de Casa Encantada.
- ¡Benito! - Exclamó Claudia- Jajajajaja ¡No se debe hacer eso!
- En realidad prefiero las zanahorias - Contestó Rufina-
- ¡Estoy de acuerdo! - Sentenció Pirú apoyado despreocupadamente en su báculo-
- ¡BASTAAAAAAAAAAAAA! - Gritó la enorme y horrible coliflor que tenían a sus espaldas- ¿Es que no vais a parar de parlotear? ¡Marchaos de aquí antes de que os convierta a todos en abono para el bosque!

De repente, el vegetal volvió a tomar forma de nube negra y tenebrosa.

- Vaya.., qué mal genio se gasta este mago - Apuntó Claudia-
- ¡Marchaos! ¡Ya! - Volvió a gritar la nube-
- Una cosita, Óminor - ¿Alguna idea de por dónde continuar? - Preguntó el mago Pirú-

De nuevo, un humo negro en forma de dedo se proyectó apuntado al este y el paisaje cambió alrededor de los salvadores de la Navidad.

- ¡Oh, gracias! ¡Creo que en el fondo tu fama es inmerecida! - Dijo Pirú quitándose el sombrero y saludando a la nube que se desvaneció entre los árboles- Bien, ¡sigamos el indicador!

El grupo se puso en marcha y no habrían andado ni medio kilómetro cuando un precioso trineo tirado por un caballo aguardaba su llegada. Al fin el mago Béguven accedía a los deseos de Pirú y enviaba un medio de transporte adecuado.

- ¡Oh, qué maravilla! - Exclamó Benito- 
- Bueno, peque, no te quejes porque has venido todo el camino de bolsillo en bolsillo - Dijo Claudia al ratón-

El camino en trineo se hizo cómodo y la niña y sus amigos durmieron toda la noche al calor de uno de los hechizos de Pirú, que veló sus sueños hasta la mañana siguiente.
Estaban desayunando bajo un cielo precioso cuando algo llamó la atención de Rufina.

- Amigos, ¿qué es eso que se mueve detrás de los arbustos? 
- Esperad, iré a echar un vistazo -Propuso Pirú-

Al despejar unos matorrales, un enorme dragón salió al paso del mago. El caballo que tiraba del trineo se asustó y salió corriendo dejando al grupo sin medio de transporte y sin provisiones. 

- ¡Atrás, atrás! ¡Este es un enemigo demasiado poderoso!- Gritó Pirú-
- ¡Dios mío es enorme! - Exclamó Claudia asustada-
- ¿Alguien ha tenido una pesadilla esta noche? -Preguntó el mago mientras agitaba su báculo para que el animal no se acercara-
- ¡Yo! - Contestó Benito- Tengo mucho miedo a los dragones porque la lagartija Matilda se pasa la vida diciéndome que su tío es un dragón que vendrá a chamuscarme si no comparto con ella las nueces.
- Vaya, vaya con la lagartija.... - Susurró Pirú- Creo que a la vuelta tendré unas palabritas con ella.

En ese momento, el dragón escupió una gran bola de fuego que derritió toda la nieve que había a su alrededor.

- ¡Detrás de mí! - Gritó Pirú a la niña y a sus amigos-

Del báculo del mago salió como una pantalla invisible a ojos humanos que impedía al dragón acercarse y contra la que chocaban sus llamas.

- Mi hechizo no durará demasiado - Dijo mientras intentaba proteger al grupo-

Sin pensárselo dos veces, Claudia salió corriendo en dirección al dragón.

-¡Yo no te tengo miedo! ¡No eres más que la pesadilla de un ratón!
- ¡Claudia noooo! - Gritó Pirú que fue tras ella-

Una enorme lengua de fuego pasó por lo alto de la niña, que a tiempo, pudo agacharse y cubrirse con la nieve.

- Vaya, ¡pues sí que tiene leña en la chimenea el bicho este! -Dijo la niña sorprendida-
- ¡Lo distraeré mientras Pirú idea su hechizo! - Propuso Rufina-
- ¡No! ¡Yo iré! Es mi pesadilla, al fin y al cabo yo os he metido en esto - Dijo Benito que no dio tiempo a que ninguno de sus amigos pudiera impedir su temeraria decisión-

El ratón corrió en dirección al dragón que estaba cada vez más enfadado. Mientras, el mago recitaba en voz baja unas frases que nadie entendía y Rufina se desesperaba pensando que al final, Benito caería en manos de aquel enorme animal. Sin embargo, no contaban con la inteligencia del pequeño ratoncito que se encaramó en la cola de su pesadilla y comenzó a corretear por ella causándole unas cosquillas terribles. Intentando quitarse de encima al roedor, el dragón en un giro imposible perdió el equilibrio y cayó sobre la nieve, momento que Pirú aprovechó para lanzar un hechizo que los hizo muy, muy pequeños, tanto que eran invisibles a ojos del temible enemigo.

- ¡Corred! - Gritó el mago-

Y el grupo se introdujo por un agujero que había bajo un árbol, atravesando un largo túnel que los llevó por caminos llenos de raíces y animales que en condiciones normales, no serían más grandes que un céntimo. Anduvieron bajo tierra un largo trecho hasta que toparon con un nuevo enemigo y esta vez, no era una pesadilla, sino una araña que les cerraba el paso y se relamía ante el inesperado desayuno que se le ponía por delante.

- ¡Qué miedo! - Gritó Rufina-
- Tenemos un problema, no podemos volver a nuestro tamaño normal hasta que salgamos del túnel y no podemos retroceder y encontrarnos con el dragón - Dijo Pirú preocupado-
- No hay ningún problema, chicos, dejadme a mí. - Habló Claudia muy segura-

La niña se adelantó a sus amigos y en un rápido gesto enganchó la pata de la araña que no lo esperaba y se quedó paralizada.

- ¡Ayudadme! - ¡Necesito que me deis el resto de patas! -. Gritó Claudia-

Mago y animales corrieron hacia la araña y se engancharon de sus patas, una a una se las fueron pasando a la niña sin que la enemiga pudiera hacer nada y antes de lo que esperaban, las había anudado todas y el animal yacía inmovilizado en el suelo.

- ¡Arañas a mí! Mi abuela Antoñita me enseñó a hacer los nudos con los que ataba las morcillas en su comercio de La Parrilla. ¡No se me resiste ni uno! - Dijo la niña toda orgullosa por su hazaña- 

- Increíble... -Susurró el mago- Tienes que enseñarme ese truco, querida Claudia.
- ¡Eso es cosa de abuelita, Pirú! 

Todos rieron mientras avanzaban por el túnel.

- Rápido, tenemos que salir de aquí antes de que la araña logre desatarse - Dijo Rufina que iba en cabeza-

Lograron ver una luz y sin tiempo que perder salieron al exterior donde les esperaba una agradable sorpresa: el trineo y el caballo aguardaban bajo el árbol del que acababan de salir.

- ¡Yupiiii! ¡Volvemos a tener medio de transporte! - Exclamó feliz Claudia-
- ¡Y comida! - Añadió el ratón-
- Por Dios, Benito, ¿es que no puedes pensar en otra cosa? - Preguntó Rufina-

Volvieron a coger el trineo y acabando el día llegaron a un castillo hermoso, cubierto de un cielo brillante y encendido que dejó a los amigos con la boca abierta de asombro. 



- Y aquí es donde vive el Espíritu de la Navidad - Explicó Pirú mirando el castillo-
- ¿Y cómo lo reconoceremos? - Preguntó Claudia.
- Mira arriba, es la estrella más hermosa de cuantas ves -Contestó el mago-

Caminaron hasta las mismas puertas del castillo y una vez allí, una amable señora recibió a los viajeros.

- Pasad, os estábamos esperando - Dijo sonriendo- Seguidme.

Atravesaron unas bonitas estancias decoradas con motivos navideños, allí parecía que la Navidad durase todo el año aunque en el ambiente no había felicidad. Pequeños elfos iban de acá para allá  como si aburridos no tuvieran nada que hacer, otros permanecían sentados frente a la chimenea mirando las llamas. Se les veía tristes y cabizbajos, pero al paso de Claudia la sonrisa se prendía en sus rostros.

- ¡Es una niña! - Susurraban entre ellos sonrientes-

- ¿No deberían estar haciendo juguetes? - Preguntó Benito a Pirú- Son los elfos de Papá Noel, ¿no?
- Sí, pero si los humanos ya no creen en la magia, ellos no tienen trabajo.
- Lo que significa que la mitad de niños del mundo no tendrán regalos este año - Aclaró Rufina-

En la sala siguiente había tres tronos vacíos, a Claudia se le encogió el corazón porque sabía perfectamente a quienes pertenecían.

- ¿Son los tronos de los Reyes Magos? - Preguntó preocupadísima a la señora que los guiaba-
- Así es hijita, pero este año no han venido.
- Lo que significa que la otra mitad de niños del mundo, este año no tendrá regalos - Volvió a aclarar Rufina-
- Tal vez podamos arreglarlo, no desesperéis - Habló Pirú animando a sus amigos-

Por fin salieron a una terraza sobre la que lucía la más hermosa estrella de cuántas habían visto jamás.

- Mmmm, ¿quien anda ahí? -Dijo la estrella despertando de su sueño-
- Espíritu de la Navidad, soy el mago Pirú y estos son mis amigos: Benito, Claudia y Rufina.
- ¿Eres humana? - Preguntó la estrella a la niña-
- Así es, Espíritu, hemos venido a rogarte que vuelvas a iluminarnos por Navidad.
- No puedo, querida niña, habéis dejado de creer en mí y ya no pinto nada en la vida de los humanos.  Ellos pasan sus días mirando las pantallas de los teléfonos y se olvidan del cielo que hay sobre sus cabezas. Algunos, se ríen de los pocos que aún tenéis esperanzas y eso..., me pone muy triste.
- ¡Oh, no! ¡Te juro que no todos hacemos eso! Y si nos abandonas a los que creemos en ti, el mundo será un desastre. - Dijo la niña-
- ¿Y qué me ofrecéis a cambio para que regrese? - Preguntó la estrella-
- ¿Te sirve mi amor? - Contestó Claudia extendiendo las manos hacia adelante- Te ofrezco mi amor, todo el que siento por mi familia y amigos, todo el que siento por Pirú y mis entrañables Rufina y Benito. Todo el que guardo en el corazón para los abuelitos. Mi corazón está lleno de amor y yo te lo ofrezco, no tengo nada más.
- El amor de un sólo niño en el mundo debería ser suficiente - Dijo Pirú- Pero te ofrezco mi magia y mi ayuda para protegerte.
- Por si no lo es - se adelantó Rufina- Te regalo mi amor por el bosque-
- ¡Y yo te regalo mis nueces! -Gritó Benito dando un salto.

La intervención de Benito hizo a reír a todos, incluida la estrella.

- Vaya, vaya..., me habéis convencido - Sonrió el Espíritu de la Navidad-
- ¡Biiiiiiieeeen! -Exclamaron Pirú y sus amigos dando saltos de alegría-
- Oh, oh.., tenemos un problema -Dijo Claudia-
- ¿Sí? ¿Cuál? -Preguntó Benito-
- Quedan dos semanas para Navidad y ni Santa Claus ni los Reyes Magos han venido. - Contestó la niña-
- ¡No hay nada imposible para el Espíritu de la Navidad! Mirad abajo -Habló la estrella-

En la puerta del castillo había aparcado un trineo con renos y tres camellos.

- ¡Son ellos! - Gritó Rufina loca de alegría-
- Y ahora si me disculpáis, tengo que expandirme para llegar a todos los rincones del mundo. Gracias por haberme convencido y recordad: La Navidad no son las luces y el árbol, ni los regalos, ni la comida..., la Navidad es el amor que os tenéis los unos a los otros, la Navidad es recordar a los que ya no están y saber que nos miran desde el cielo, la Navidad es reunirse en torno al Niño Jesús para pedirle que nos haga mejores personas, la Navidad es ... AMOR.

Y dicho esto, una explosión de luz iluminó la noche y todo se cubrió de hermosas estrellas hasta el fin del mundo y más allá. Sobre sus cabezas se formó un corazón de polvo de estrellas que los avisó de algo que sintieron muy adentro: ¡La Navidad había llegado!



Bajaron corriendo por las escaleras y se dieron cuenta de que todo en el castillo había cambiado. Los elfos de Santa trabajaban en un taller mientras otros le ayudaban a leer las cartas de los niños, no había tiempo que perder. En otra sala, los Reyes Magos recibían sus cartas sentados en los tronos mientras los pajes fabricaban los regalos. ¡Todo volvía a la normalidad!


- ¡Qué maravilla! ¡Mira Pirú! - Decía Claudia señalando a todos lados-

La señora que los acompañó a la terraza, los llevó también de vuelta al trineo, pero no al que habían traído, esta vez volverían a Casa Encantada en un trineo muuuuy especial.

- ¡Es el trineo de Santa Claus! - Exclamó Pirú al verlo-
-  Sus Majestades ofrecieron los camellos, pero al final decidieron que el trineo sería más cómodo - Aclaró la señora misteriosa-
- ¡Oh por Dios, esto no se lo van a creer mis amigos cuando lo cuente en el cole! - Contestó la niña-

Montaron felices en el trineo mientras salían a despedirlos el mismo Papá Noel, sus elfos y Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, que sin que Claudia lo supiera, le habían entrado en el bolsillo del pantalón una carta. 
El trineo tenía algunos paquetes, regalos para todos por adelantado de parte de los magos de la Navidad. ¡Por devolverles el trabajo! Les habían dicho.

- ¡Aaaaaaaaaarriba! - Exclamó Pirú mientras los renos se elevaban por el cielo- 


De regreso a Casa Encantada, Claudia ayudó a decorar al casa, ¡Santa le había regalado un vestido y unas medias alucinantes!


Y cuando estuvo todo en orden, se despidió de sus amigos para regresar a su casa y retomar la vida justo donde la había dejado, junto a la chimenea.

- No me gustan las despedidas - Dijo Claudia apenada-
- ¡No lo es! Ahora que sabes cómo venir a Casa Encantada, te esperamos cuando quieras y si no..., siempre puedes utilizar esto.

Pirú le entregó la rosa mágica con la que podía comunicarse con él. La niña abrazó a todos y regresó por la chimenea. El abuelito Claudio seguía dormido y eso era estupendo porque así no vería la cantidad de regalos que traía y pudo colocar estratégicamente. Luego miró el reloj y comprobó que había pasado media hora desde su marcha. Estaba encantada con la magia, había vivido días fueras y en casa sólo habían pasado unos minutos.
Tapó bien al abuelo para que no se constipara y se sentó junto a la chimenea, de repente sintió algo en el bolsillo, era la carta que Sus Majestades: Melchor, Gaspar y Baltasar le habían entregado sin que se diera cuenta.

"Para Claudia, la princesa de la Navidad:

Querida niña, guarda esta carta para siempre, en ella encontrarás esperanzas cuando pienses que ya no quedan, cordura cuando el mundo parezca volverse loco y un poco de locura cuando las cosas se pongan demasiado serias.
Cada letra que lees está escrita con paciencia, para que te guíe en la vida. La tinta es sabiduría, traída desde la estrella más brillante del cielo y el papel es el soporte del mundo: EL AMOR. Guarda el amor en el corazón pues de uno enorme naciste tú, el de mamá y papá. Sí, los dos forman un solo corazón que un día te soñó y de ese sueño hermoso viniste al mundo.
Cuida la vida que te rodea, ama a las personas, respeta a los animales y a la Naturaleza pues todo lo creó Dios para ti y tú tienes la responsabilidad de dejarlo a los demás como él te lo entregó. La vida es hermosa, disfrútala, Claudia.

SSMM Los Reyes Magos de Oriente: Melchor, Gaspar y Baltasar.

P.D.: Sabemos que has sido buenísima, prepara agua para los camellos y unos dulces para nosotros, pasaremos por casa la noche del 5 de enero, ¡y estaremos hambrientos!. Un beso grande"




Con cariño para mi sobrinita Claudia, para que nunca, nunca, nunca deje de soñar y el Espíritu de la Navidad la visite cada año de toda su vida.
¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!


Relato inscrito en el Registro Propiedad Intelectual con el número:  1712145101977
Prohibida su copia total o parcial y/o reproducción por cualquier medio sin consentimiento expreso y por escrito de su autora.






3 comentarios:

  1. Menudo pedazo de cuento!!!!!. Una suerte tener una tía Pepita!!!!

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  2. Jajajaja, gracias!!! Los niños son el verdadero Espíritu de la Navidad, ellos hacen la magia.

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  3. OOOOOOOOOO Muy bonito Pepa a Claudia le va a encantar seguro

    Maria Del Sol

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