miércoles, 25 de febrero de 2015

EL JARDINERO DE CASA ENCANTADA

En Casa Encantada existió un jardinero, supongamos que el nuestro atiende al nombre de Ramón y soñemos.
La silueta de un hombre no muy joven se dibuja entre las brumas de la mañana, es Ramón, el jardinero de la Casa Encantada que, como cada despertar, comienza muy temprano su frenética actividad propia de las oficinas.
Ramón no es muy alto, en sus manos se pueden leer años de trabajo en el campo y en sus ojos cargados de historia, toda una vida llena de sueños que no siempre se cumplieron.
Feliz se dirige al cobertizo donde guarda sus herramientas de trabajo: un rastrillo, unas tijeras de podar, una pala, una azada y una espuerta es todo cuanto posee para crear los más bellos pensamientos que jamás se vieron en Peñarroya-Pueblonuevo. Y digo crear, porque estas flores sólo pueden cultivarse si antes se sueñan; él las crea en su pensamiento cada noche, las riega con su cariño y en primavera florecen hermosas, grandes, bellísimas y coloridas.

- ¡Buenos días Ramón!
- ¡Buenos días don Leonardo!

Don Leonardo entra en las oficinas, el papeleo de las minas es a menudo interminable, pero Ramón no entiende de eso ni falta que le hace.

- Bueno preciosas, hoy os toca a vosotras, voy a podaros para que luzcáis bien bonitas en primavera. Parece que ya no va a helar así que venga, voy a quitaros ese traje viejo que lleváis para que podáis sacar vuestras nuevas hojas. Además, seguro que alguien os quiere para adornar a la Virgen, con que ya estamos tardando.

Ramón coge las tijeras y comienza la poda de las rosas con sumo cuidado, como la madre que por primera vez corta las uñitas de su bebé. Ramón canturrea "mi niña Lola" mientras hace su trabajo.



- Ay que ver lo que me gusta a mí "el Pepe Pinto", en cuanto pueda ahorrar unos duros me voy a verlo cantar.

El sol de febrero despunta arriba, bien alto, Ramón entorna los ojos y frunce el ceño mientras caracolea un bonito quejido en su garganta. Los oficinistas dejan el lápiz y el secante y se dirigen a las ventanas sigilosamente.

-¡Ramón está cantado! Susurra Julio a los compañeros que con sumo cuidado se desplazan para oírle, saben que si los ve, el jilguero cerrará su pico.

Martín le jalea en silencio imitando cada palabra que sale de la garganta de Ramón, que entusiasmado no se ha percatado del improvisado público que lo admira.
El jardinero termina la canción y deja la tijera por unos momentos,  ay..., qué día tan hermoso con este sol y la hierba apuntando fresca y verde. Así se olvidan las penas de una España que se tiñó de rojo líquido por el odio y la ignorancia de políticos manipuladores y envenenadores de pueblos. Ya pasó... Ojalá que nadie remueva estas cosas, ojalá.... Piensa Ramón mientras cambia las tijeras por la azada.

- Ramón, este año ha llovido bastante y el jardín va estar precioso, ya lo verá.
- Pues eso pienso yo don Leonardo, que con el agua que ha caído, la primavera va a ser mu buena y los animales se van a criar solos.
- ¡Tenga buen día y cuídese esa tos, hombre!
- Esto es un resfriaillo de ná. ¡Con Dios, don Leonardo!

Ramón se dirige a un arriate donde han nacido los jacintos y dentro de nada comenzarán a florecer. Allí hunde sus manos en la tierra húmeda y aparta las malas hierbas, piensa en como los hombres a veces se tuercen en su camino y acaban transformándose en "cizaña", como se le llama aquí a las hierbas dañinas. Su filosofía sencilla es a veces un libro de vida: "caminar sin hacer daño a los demás". Arranca otra hierba y silva una melodía.

- Cachis la mar..., cómo está esto de yerbajos y eso que los arranco casi a diario. Si es que no pue ser, las malas hierbas crecen hasta en las mejores familias.

Ramón sigue rumiando su letanía de quejas sobre la "cizaña" mientras acaba con ellas a buen ritmo. La mañana se va consumiendo y el estómago del jardinero reclama su sustento, en una talega de listas de lo más primorosa, aguarda el trozo de pan con morcilla que saciará el hambre creciente de nuestro amigo. Había adquirido su manjar el día de antes en La Parrilla, aprovechando que era domingo fue a tomarse unos vinos "an ca Hilario el del comercio" y compró unas morcillas que venían avaladas por muy buena fama.
Qué buen rato había echado allí en el salón del bar-comercio, siempre había alguien dispuesto a contar un chascarrillo divertido. Los hijos de Hilario eran más malos que un rajón, especialmente el chico, del que contaban ponía guindillas en la estufa... Demonio de nene.
Ramón acabó su tentempié y se incorporó a la tarea, echó un vistazo al camino plagado de transeúntes que iban y venían al comercio y al bar de al lado: "los Melgarejos"

-¡Ramooooon, que te se van a caer y te van a partí un pié hombreeeee! ¡Er tío que bien viveee!

Ramón se ríe con las ocurrencias de su amigo "er pirata", que siempre anda metiéndose con él porque dice que vive como un marqués. El pirata es minero del pozo Langreo, en La Parrilla, un accidente lo dejó tuerto de un ojo y el mote le cayó por derecho propio. Le gusta el aguardiente y el cante y de vez en cuando, Ramón le corta unas rosas para "la Agustina" porque el pirata se emociona con la bebida y le llega borracho más de una vez, cuando la mujer se harta lo echa de casa, aunque siempre acaba perdonándolo porque a pesar "del vicio" no es mal hombre.
El día transcurre en paz, la gente va y viene con carros, mulas y algún coche. Los trenes no paran en su incesante ir y venir, humo de máquinas que se mezcla con el sonido característico de las ruedas sobre las vías. Mujeres que cargan cántaros de agua a la cabeza y pesados fardos, son las "cosarias", que llevan mercancías diversas a quien no quiere desplazarse a por ellas. A Ramón le dan pena, algunas son mayores y sus piernas ya no están para esos trotes, pero así es la vida, hay que trabajar para llevar el pan a casa. Los guardias andan atentos para que nadie cruce las vías pero siempre se les escapa alguien, el mes pasado multaron a las mulas de Manolito, el hermano de Hilario. Puf, con el genio que tiene...
El jardinero vuelve a mirar las rosas, han quedado perfectas, el ingeniero asturiano le ha pedido que vaya a su casa porque no hay nadie como él para podarlas. Tiene unas manos mágicas para estas flores, pareciese que con sus caricias cobren vida los rosales. A Ramón no le importa, total le pilla cerca y es mejor no contrariar a los jefes. A veces sueña que le toca la lotería y se compra una casa como la del ingeniero, una bien grande con un jardín hermoso lleno de flores bien cuidadas. Después se iría a ver el mar que aún no conocía porque la mili le había tocado en Sevilla, allí había oído a los compañeros contar que el mar crece y se encoge dependiendo de si era mañana o noche, y que eso se llamaba mareas.
Ramón apartó sus sueños, a fin de cuentas no eran más que eso. Fue al cobertizo a dejar los aperos, allí se encontró con uno de los oficinistas que le dijo que lo requerían en la segunda planta para arreglar un desconchón que se había hecho por la caída de una estantería.

-¡Qué vida ésta, no le dejan parar a uno! Menos mal que lo mismo valgo pa un roto que pa un descosío. Lo malo es que tenía que pasarme por la casa el ingeniero..., bueno, si eso voy esta tarde.

Y Ramón se pierde por las escaleras de la Casa Encantada con sus pantalones raídos, sus manos surcadas de trabajo y una espuerta llena de herramientas destinadas a solucionar el desperfecto de la pared. Sube cargando sus sueños sobre unos hombros cansados, su nuca cubierta de canas se balancea a cada peldaño mientras los oficinistas lo animan a echarse una copla. El jardinero sonríe porque a pesar de todo, sabe que le escuchan a escondidas, es su pequeño momento de lujo en un mundo que se olvidó de él el día que rifaron la fortuna.

- Bah, qué más da. Yo soy feliz con mis rosas y mis cantes, que no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita.

Y su pensamiento queda flotando en el aire, rebotando en las paredes de una casa que hoy ya no ofrece nada de lo que tuvo. Ramón vive entre las hierbas, ahí sigue cuidando las plantas, cantando por Pepe Pinto, filosofando con su sabiduría de hombre bueno. Sí, tenemos jardinero en Casa Encantada, para él este vídeo cargado de belleza y música. 

sábado, 21 de febrero de 2015

OTOÑO Y LA LLUVIA

Desde esta ventana oigo el incesante sonido de la lluvia y el viento. Veo a nuestra casa sola y desnuda bajo la lluvia que la horada y erosiona cada vez más; el tejado es ya casi inexistente por la parte trasera y la chimenea aparece desprotegida, erigida hacia el cielo, susurrando a las nubes un lugar en el infinito.
Las gentes pasan guarecidas en sus abrigos espesos, bajo paraguas multicolores que disimulan la monocromía del sábado lluvioso y gris. Los cristales se empañan, el frío ha comenzado en un lugar donde debería estar prohibido tiritar. Es el sur, ese sur colorido de calle y compañía risueña bajo el toldo de una terraza y a la luz del dorado vino cordobés.
Hace frío, la carretera que va a la casa está desolada, sombría, inhóspita...los mastines que habitualmente vienen a buscar sus caricias hoy no están. Aún es pronto para nosotros, no es el momento del frío, aún no. Sin embargo, los días pasarán envueltos en tules grises y vientos helados y las gentes nos acostumbraremos a la nueva estación que invita a los recuerdos al calor de la leña en un cortijo en mitad de la dehesa. Es entonces cuando el calor del alma sale y entibia el entorno, es entonces cuando nuestro cuerpo se prepara para recibir las heladas y los ojos del corazón transforman los cristales de hielo en catedrales góticas.
No me gusta el invierno pero al final mi alma acaba aceptándolo, envolviéndolo en su seno y soñando nuevas aventuras con las niñas, los amigos, con vosotros...
La casa me mira con ojos de soledad pero me susurra palabras de esperanza.
-"Yo fui la que fui, ahora vosotros me otorgáis una vida que no esperaba"
Y su ruina parece sonreírme desde el manto de lluvia enfurecida.




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viernes, 20 de febrero de 2015

UNAS ALAS PARA EL ALMA.


Hoy el sol navega indolente sobre las sierras y los hombres. El cielo azul cartulina protege su atrevimiento y anima a soñar a los corazones encogidos por el invierno, un invierno duro con las sierras y con los hombres.
Mi alma se estira a la espera de unas alas que aún no ha conseguido, las necesita para volar y perderse en la neblina de los deseos, de lo contrario busca aromas en vientos pasados. Introspección poco recomendable, aunque sea un modo de conocer y de existir.
Un día como éste puede socavar los sueños, el sol como techo y el frío en abrazo mortal no es el mejor de los ambientes para pensar, ni siquiera para ahondar en sentimientos y hacer el esfuerzo de mantenerse alegre. Sentimientos y felicidad no es siempre el binomio perfecto, de hecho los primeros se vuelven grises en cuanto el tiempo los agita, la presencia inesperada, el recuerdo materializado en el presente..., ahoga la fragilidad de la alegría. Débil alma es la que se permite la mirada al pozo negro del ayer reciente y lo rescata. Pero lo hago.Se hace pensando, excavando los túneles del tiempo y extrayendo sensaciones que hoy no tienen valor en el mercado del sentimiento, la balanza se inclinó del lado contrario y el peso se llevó mi corazón. Tampoco él tiene alas ¿Qué puedo hacer entonces? "Andar a ras de tierra" me diría quien sabe y conoce mis aturdimientos.
Tal vez el contacto con la tierra caliente la carne dormida, es la tierra quien finalmente me acogerá cuando duerma eternamente, pero ahora... Quizá ahora sea mi modo de volver al presente, al futuro, más allá..., y cortar los hilos que envenenan mi alegría. Sí, sobre ella nace la hierba verde y fresca de la Primavera, el renacer de los mundos y la vida que finalmente nos arrastra a la transmutación. Tal vez al otro lado del invierno esté yo, de nuevo, con la mirada en el horizonte, bajo los estrellas y sobre los recuerdos. También hay paz en éstos, a veces...
El pasado es como el humo, cuando se aleja no escuece a los ojos pero si el viento cambia... Te envuelve y doblega, obligándote a cerrar las ventanas a la vida, sumiendo todo en una oscuridad fugaz pero hiriente, impidiendo ver otras manos que intentan abrir tus cerrojos.
No hay valor en andar hacia atrás, por eso mi alma necesita sus alas para flotar entre las caricias de un viento fresco y favorable que me devuelva la fe. Si eres tú quien la otorga, ¿por qué me devuelves los años?

jueves, 19 de febrero de 2015

EL INVIERNO EN CASA ENCANTADA

Me asomo a la ventana y el gris se cuelga de mi retina castigada por la luz del ordenador. Las escorias de minas casi azulean bajo el plomizo cielo en compentencia; color inexistente, neutro alterado por las emociones. Dicen, que las emociones se echan fuera cerrando una ventana, cierro la mía. Regreso al fondo de la habitación nívea, abro el armario y me coloco ropa de abrigo en color bruma, a juego con el día. Camino por el campo escuchando cómo bajo mis pies la hierba cruje, sobre los pastos el hielo ha tejido encajes de formas caprichosas que al contacto con mi aliento se desdibuja y licua. Vaya..., prefería el traje de filigrana a las lágrimas cálidas. 
Ateridos, los pájaros han callado en su canto, sólo el viento se atreve a levantar la voz en el paisaje vaporoso de Casa Encantada. Las imágenes son grises, como el cuello de los palomos, como las panzas de ciertas  nubes, como el ánimo de los legionarios de Roma a las puertas de Numancia, como el alma de algunas personas que una vez atravesadas por el odio, sólo vomitan maldad en cualquiera de sus variedades. Prefiero el alma limpia de mis preciosas sobrinas porque su color es el de los pétalos de flor en Primavera, como sus mejillas en verano, como su sonrisa limpia todos los días del año. Las quiero tanto...
El sol tiene miedo esta tarde, no se atreve a abandonar el regazo gaseoso que lo contiene. Me detengo, millones de perlitas milimétricas se posan en mis cabellos, es como si del cielo bajasen cristales diminutos que enredados en las gentes y las cosas ponen brillo a la monocromía reinante. Me pregunto si la princesa aguantará en pie muchos más inviernos.
En esta casa puede verse el discurrir del agua por los arroyos, baja borboteando camino a ninguna parte. Antes, cuando este lugar estaba rodeado de vida, las aguas tenían un trayecto y el pueblo perdido en las dobleces del tiempo y la memoria, recogía su fluir para darle vida. Ya nada queda del pueblo de los abuelos, sólo anécdotas que pasan de boca en boca destino al corazón de quien quiera oírlas. Se regalan sonrisas.
Debería volver, a lo lejos las luces se ven difuminadas, son como globos amarillos que temblorosos se suspenden en la neblina. Fantasmas de luz ambarina en medio de las calles.
Adiós Casa Encantada, hasta mañana. Tal vez esta noche o mañana por la noche, Dios te corone de nieve y cubra así tu cabello ralo y destartalado. Bonito tocado para una princesa de siglos.
Brumas celtas en el sur de España, cambian los tiempos pero no la esencia.

miércoles, 18 de febrero de 2015

MOMENTOS DE REFLEXIÓN




Siempre aconsejo que en la medida que vamos leyendo los pequeños relatitos, pinchemos en los vídeos que vamos encontrando y sigamos leyendo, eso hace que nos introduzcamos de lleno en la aventura. Hoy os sugiero un momento de relax, es un día tranquilo de un jueves sin demasiados problemas.

Veo la niebla desde la puerta acristalada, es de esos días que el alma se recoge a esperar caricias. 
La niebla está envolviendo los coches que tengo frente a mi puerta, desearía escaparme de aquí y volar a la sierra, ese lugar al que me siento tan fuertemente conectada. Llevarme un lápiz y un cuadernillo para plasmar allí mis emociones frente a la visión del monte a mis pies, adivinando el oscuro verde tras los tules de la niebla, sintiendo las perlitas de agua en mi cabello y subiendo los cuellos de mi anorak para resguardarme de un frio que lejos de molestarme, me reconforta y me hace sentir en contacto con la naturaleza que me rodea. Quien sabe, igual hay un Trastolillo escondido a la espera de que mi ensoñación lo despierte y poder jugar. Sonidos de hojas secas movidas por el viento llegan hasta mis oídos. El campo se humedece y el sol mortecino regala destellos de cristales a los ojos del transeunte.
La niebla tiene para mí un toque de ensoñación, velos de Avalon que se expanden en la salita donde a veces leo para mis sobrinas las leyendas del Rey Arturo. Nos quedamos con ella, repletas de magos y bellas reinas pero prometo traeros la auténtica historia de este rey. Ahora, cerremos los ojos en mitad de la niebla, Merlín se acerca, el castillo de Camelot abre sus puertas para nosotros en esta mañana nebulosa de magia y fantasía. Una princesa se asoma al lago, chssst, puede vernos...


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sábado, 10 de enero de 2015

SOL DE INVIERNO

Casa Encantada permanece bajo el velo del invierno, imitando a la vida cuando el sol tímido acaricia su carne húmeda. Éste sol no tiene tiempo, ni sustituye a oscuras hogueras que ya nadie recuerda. Es un sol débil, un sol que se sonroja cuando ve a la dama. Es posible que el astro dore sus sienes descarnadas, les dará color hojas de otoño para que parezca diferente, como si quisiera así devolverle vida. El cielo tiene barras rojas, es un mar de pétalos llevados por pájaros, apoyados en en el viento. Bajo él, la casa enseña a los Hombres, cómo no morir.

Foto cedida por mi amigo Julián Moyano.


Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. Número Registro Propiedad Intelectual:  1803146136805

viernes, 2 de marzo de 2012

UNA POESÍA PARA EL FIN DE SEMANA.

SUEÑO DE AMOR.- X. (El.)

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Pasaron días interminables. Inesperadamente, en una ocasión,
pasó élla junto a mí y mirándome, con ojos suplicantes inquirió:

-¿Fué verdad  lo nuestro ?    y siguó.

La volví a ver y nunca más, si  bien, escribí estos versos:

               Después de quererte tanto,
              ¿ni una sonrisa te queda?
              ¿ni una palabra en que pueda
              poner la sal de mi llanto?

              (Ay río de mi ternura
              en su pecho desbordado,
              ¿es su olvido y mi tortura
              demencia, asueño o pecado?)

              ¡No puedo, cielos, no puedo,
              vivir para ser testigo
              de como puede altanero
              ser amor juez y castigo!

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Francisco Novo Alaminos.
27-2-12

Qué decir de nuestro amigo Francisco que no hayamos dicho. Sus letras son un lujo para esta casa, con ellas llegamos a identificarnos, a sentirnos vivos, a leernos.... Nuestro yo en sus letras, tantas y tantas veces ¿verdad? Disfrutadlas, pronto más.
Feliz fin de semana para todos.