La niebla envuelve la ciudad, Córdoba es un corcel de crines blancas, una paloma que tiembla, una bailarina quieta. Va extendiendo su tul mientras esconde el regazo henchido de perlas mojadas, vistiendo de blanco virginal a la reina Omeya.
Córdoba es hoy un sueño bajo el palio gris del cielo. Cerrados los ojos a las primeras rosas, gira el rostro hacia las nubes por si una vez más allí naciera el sol de garabato. Pero hoy no hay sol. Hoy, la ciudad se viste de filigranas y espejos rotos e inventa un poema. No esto, un poema. de esos que paren las noches de insomnio.
Pobres mis palabras reptan sobre el papel mientras me pierdo en la esponjosidad que me rodea. El frío es toga, sábanas densas de espuma que se enroscan en mi garganta.
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