martes, 28 de abril de 2015

ABRIL LLUVIOSO

El invierno irreversiblemente mudo da paso al sonido de la lluvia sobre el suelo. Lluvia de primavera, luz roja que escapa de la tierra vaporosa y profunda.
El cielo ya no inventa penas de color gris, se ha vestido de comunión y ha sacado sus pájaros a la calle para cantar en los balcones. Es el sur, es el sol, es el verde revolucionario de los lagartos que juegan a asustar a las abuelas. 
Nace la vida y un estallido pinta de colores el mundo, buscaré un pincel y dibujaré mi universo.

Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. Número Registro Propiedad Intelectual:  1803146136805

martes, 7 de abril de 2015

VERANO


Volverá la luz de la tarde bajo las pámpanas y unas manos cualquiera a pasar las hojas de un libro ajado. Siestas, sudor en las sienes, diálogos iluminados por la luna llena.
Será verano y las espumas del mar traerán risas de chiquillería, espaldas morenas, olor a madreselvas. Será verano y mientras lo pronuncio, paso la página de las sombras para que podáis comprenderlo.

Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. Número Registro Propiedad Intelectual:  1803146136805

martes, 31 de marzo de 2015

UN PASEO POR LOS ALREDEDORES

Allá por el 2010, escribía un Domingo de Ramos...

Esta mañana de Domingo de Ramos luce el sol, mis pasos se encaminan hacia los alrededores de Casa Encantada, nuestra casa, para beberme la luz iridiscente que el sur me regala. Esther me acompaña, mi bella Esther, mi dulce sobrina, guardiana de los secretos de los Elfos y las Hadas.
Hoy la Casa luce majestuosa entre su ruina, sus paredes rojizas se eternizan en el tiempo, un tiempo que teme a nuestra reina porque le duele mirar su belleza y dirige sus ojos hacia otro lado.
Esther y yo nos encaminamos al Peñón, el mismo que tras los ventanales hemos visto tantas veces. Regado de luz y lavandas, cuajado de jaras en flor, regala una visión que inunda el alma de paz y alegría.

- Tita pitusa ¿verdad que los Elfos existen?
- Sí Esther, si puedes soñarlos, existen.
- Tita pitusa, cierra los ojos y escucha el sonido de los pájaros y de los insectos. ¡Esto es el  verdadero lujo!

Y mi corazón se llena de Esther, de cantos de pájaros, de insectos... Un esfuerzo más para poder llegar a esa roca desde donde se divisa todo el pueblo.

- ¡Guaaaau, tita mira cuanta agua lleva el río! ¡ Tita, las águilas, mira las águilas!

No quiero descender, éste es mi sitio y mi hogar. Las casas a nuestros pies aparecen como pequeños cuadrados desordenados, el mundo desde aquí pierde su importancia.
El viento agita los cabellos de la niña y eleva su ojos al cielo en un gesto de agradecimiento a Dios. Él, que la conoce, la llenará de abundancia porque su corazón es ligero y su mirada limpia y sin resistencias.

- Tita pitusa, hazme una foto para que Marta pueda verla.





Os dejo con el perfume de Esther, aquella que habla con las Hadas justo donde habitan, entre la vigilia y el sueño.

El libro perdido



Inauguramos una nueva habitación en Casa Encantada: "Libros perdidos". Se trata de dejar aquí el título de ese libro que lleváis tanto tiempo buscando y no lográis conseguir,  entre todos intentaremos encontrarlo. Fue de este modo como hace unos años pude dar con  "La Gran Aventura de los Indianos", de Eduardo Mencos.
Vamos, animaos a proponer títulos.



lunes, 30 de marzo de 2015

SIN MAÑANA

Cabalga sobre el tiempo su corazón dormido, se apagaron las respuestas. Acaso no se hicieron las preguntas. Miedo. Con qué gozo aquellas bocas pronunciaron amor eterno..., bastó la brisa ligera para deshacer promesas, para ahogar en olvido las cálidas palabras, vacías empero.
Las manos apretaron la despedida, no hubo historia porque se quedaron sin mañana.

Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. Número Registro Propiedad Intelectual:  1803146136805

UN POCO DE POESÍA, POR FAVOR.

José Hierro, 1.922-2002 , hacía mucho tiempo que quería dedicarle una entrada a mi poeta favorito, un hombre que va más allá de las letras, más allá de su propia poesía. Un hombre bueno por encima de un buen poeta, por eso sus letras, por eso sus sentimientos. Sólo siendo de la talla humana de Hierro y de esa humildad admirable, se puede escribir en este modo. 
Leyendo sus poemas una se olvida de que es precisamente eso, poesía, te llegas a identificar en qué modo con lo que cuenta y al final, piensas que estás leyendo algo que una persona conocida ha escrito sobre un determinado pasaje de tu propia vida.
Escritor de posguerra, José Hierro fue Premio Adonáis en 1947, Premio Nacional de Poesía (1953 y 1999), Premio de la Crítica (1958 y 1965), Premio de la Fundación Juan March (1959), Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1981, Premio Nacional de las Letras Españolas 1990, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 1995, Premio Europeo de Literatura Aristeión 1999, Premio Cervantes 1998.
Doctor Honoris Causa de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo en 1995 y en 2002 por la Universidad de Turín. Hijo Adoptivo de Cantabria en 1982. En 2002 el Ayuntamiento de Madrid le concedió la Medalla de Oro de la ciudad.
Pero por encima de los premios él seguía siendo "Pepe Hierro", quien ante su ingreso en la RAE dijo: "Pero... no se puede entrar en la Real Academia en alpargatas...". Sencillamente genial, y extraordinariamente sencillo, esa cualidad que sólo poseen los grandes, cualidad que lo ha elevado a la categoría de los inmortales.
Este cántabro de corazón tenía razones para haber odiado al Hombre, pero no lo hizo, prefirió optar por su innata bonhomía y sembrar de palabras su vida, aunque en uno de sus poemas él quisiera encontrar un medio para la comunicación mejor que ellas. "Quisiera entenderte a ti sin palabras...."
Os dejo con un poema escrito, una pena que no podáis escucharlo en su voz, yo tuve ese privilegio y me hizo llorar, quiero que os adentréis en la pureza de sus sentimientos y la brillantez de sus palabras, sonidos....Vividlo. Más abajo, aparece un vídeo donde él lee otro de sus poemas.
Para un Martes Santo, la mejor compañía se hace poema en la voz de Hierro; esa voz, magnífica y profunda ha quedado entre nosotros igual que su obra, de la que yo destaco "Con las piedras, con el viento". Os recomiendo su antología poética, no os dejará indiferente.

RÉQUIEM

Manuel del Río, natural
de España, ha fallecido el sábado
11 de mayo, a consecuencia
de un accidente. Su cadáver
está tendido en D'Agostino
Funeral Home. Haskell. New Jersey.
Se dirá una misa cantada
a las 9,30 en St. Francis.
Es una historia que comienza
con sol y piedra, y que termina
sobre una mesa, en D'Agostino,
con flores y cirios eléctricos.
Es una historia que comienza
en una orilla del Atlántico.
Continúa en un camarote
de tercera, sobre las olas
—sobre las nubes— de las tierras
sumergidas ante Poseidón.
Halla en América su término
con una grúa y una clínica,
con una esquela y una misa
cantada, en la iglesia de St. Francis.

Al fin y al cabo, cualquier sitio
da lo mismo para morir:
el que se aroma de romero,
el tallado en piedra o en nieve,
el empapado de petróleo.
Da lo mismo que un cuerpo se haga
piedra, petróleo, nieve, aroma.
Lo doloroso no es morir
acá o allá...

Requiem aeternam,
Manuel del Río. Sobre el mármol
en D'Agostino, pastan toros
de España, Manuel, y las flores
(funeral de segunda, caja
que huele a abetos del invierno)
cuarenta dólares. Y han puesto
unas flores artificiales
entre las otras que arrancaron
al jardín... Liberanos domine
de morte aeterna... Cuando mueran
James o Jacob verán las flores
que pagaron Giulio o Manuel...
Ahora descienden a tus cumbres
garras de águila. Dies irae.
Lo doloroso no es morir
dies illa acá o allá;
sino sin gloria...

Tus abuelos
fecundaron la tierra toda,
la empaparon de la aventura.
Cuando caía un español
se mutilaba el Universo.
Los velaban no en D'Agostino
Funeral Home, sino entre hogueras,
entre caballos y armas. Héroes
para siempre. Estatuas de rostro
borrado. Vestidos aún
sus colores de papagayo,
de poder y de fantasía.
Él no ha caído así. No ha muerto
por ninguna locura hermosa.
(Hace mucho que el español
muere de anónimo y cordura,
o en locuras desgarradoras
entre hermanos: cuando acuchilla
pellejos de vino derrama
sangre fraterna). Vino un día
porque su tierra es pobre. El Mundo,
Liberanos Domine, es patria.
Y ha muerto. No fundó ciudades.
No dio su nombre a un mar. No hizo
más que morir por diecisiete
dólares (él los pensaría
en pesetas). Requiem aeternam.
Y en D'Agostino lo visitan
los polacos, los irlandeses,
los españoles, los que mueren
en el week-end.

Requiem aeternam.
Definitivamente todo
ha terminado. Su cadáver
está tendido en D'Agostino
Funeral Home. Haskell. New Jersey.
Se dirá una misa cantada
por su alma.

Me he limitado
a reflejar aquí una esquela
de un periódico de New York.
Objetivamente. Sin vuelo
en el verso. Objetivamente.
Un español como millones
de españoles. No he dicho a nadie
que estuve a punto de llorar
.

José Hierro

miércoles, 25 de marzo de 2015

FIESTA EN CASA ENCANTADA

Loli, Mari Carmen y Marisa habían quedado esa tarde para ir a pasear por los alrededores de Casa Encantada. Eran unas niñas algo traviesas, lo que no se le ocurría a una se le ocurría a otra y así, las madres andaban siempre con ayes a la Virgen a causa de sus hijas.
Esa tarde de junio habían dicho que irían a pasear al Llano, pero Mari Carmen supo de una fiesta en la casa grande, así que enredó a las demás para ir a espiar. 
Iban entretenidas con sus charlas sobre qué harían ese verano para explorar los alrededores cuando llegaron a las vías, se detuvieron porque una máquina venía arrastrando una hilera de vagones cargados de carbón. Sabían que no se podían cruzar  a pie, era algo que estaba totalmente prohibido pero se miraron y ni cortas ni perezosas, tras pasar el tren, cruzaron como una exhalación ante la atónita mirada de los transeúntes. Traviesas, es quedarse corta.
La tarde caía lánguida, el sol mortecino lamía los alrededores y los trigos aún sin segar, se mecían dorados en los campos. Plenitud del sur ante el incipiente verano.
En los alrededores de la casa había aparcados algunos coches en su mayoría de ingenieros, no eran demasiados pero las niñas vieron como algunas damas acompañadas de elegantes caballeros, bajaban de los suyos y luego el chófer volvía por donde había venido. Ahhh..., qué trajes tan bonitos llevaban aquellas mujeres.

- ¿De qué es la fiesta? ¿Alguien lo sabe? - Preguntó Marisa-
- Me ha dicho mi padre que se marcha don Ceferino, un ingeniero de alguna mina. Yo le llamo don Catalino y él siempre se enfada.

Todas rieron la ocurrencia. 

- Bien, ¿cuál es el plan? -Preguntó Loli-
- Está claro, colarnos por la puerta como si fuésemos unas invitadas más. - Contestó Mari Carmen-
- No creo que eso sea posible, seguro que en la fiesta no hay niños y nuestra presencia será descubierta inmediatamente - Aclaró Marisa-
- No estés tan segura - Dijo Mari Carmen guiñando un ojo a sus amigas a medida que avanzaba hasta la puerta principal-

Las niñas se detuvieron en la entrada, la casa se veía enorme desde ese lado, casi intimidaba pero no estaban dispuestas a dejar su aventura a medias. Loli empujó a las dos y se precipitaron al interior del caserío.

- Venid chicas, sé donde está la cocina - Propuso Mari Carmen-

Un grupo de chicos y chicas jóvenes entraba y salía continuamente de la cocina portando bandejas con diverso contenido: copas vacías, copas llenas, pastelillos, jamón, queso... Mari Carmen buscó el momento y tiró de sus amigas hacia el interior, una vez allí, una señora alta y gruesa se interpuso entre las niñas y sus intenciones-

- ¡Pero bueno! ¿Se puede saber qué hacéis aquí las tres marías? - Preguntó la mujer poniéndose en jarras-
- Hola Benita, veníamos a echar un vistazo a la fiesta, por favor déjanos pasar.... -Suplicó Mari Carmen poniendo carita de pena e inflando sus ya de por sí inflados mofletes- 
- ¡Aisssssss, demonio de nena! ¡Si es que no hay quien te diga que no!

Benita era la cocinera de Casa Encantada, aunque en realidad hacía tiempo que su único cometido era supervisar que todo estuviera en orden en la casona. Conocía a los padres de las chicas, especialmente a los de Mari Carmen, pues habían sido vecinos muchos años.

- Escuchadme bien jovencitas - Les dijo Benita apuntándoles con el dedo índice- Aquí no podéis estar, hay demasiado trajín y podéis sufrir un percance, pero si queréis, puedo llevaros arriba, allí hay niños de vuestra edad y podéis jugar con ellos. ¿Qué os parece?

Las niñas se miraron, no les hacía mucha gracia la oferta, pero si desde allí podían espiar algo.... En ese momento, un chico que venía con una bandeja vacía no vio a Marisa y ésta se llevó un golpe en la cabeza.

- ¡Ayyyyyyyyy! ¡Me has hecho daño!
- Oh.., perdona pequeña, no te había visto...- Se excusó el mozalbete- 
- ¿Veis? Cuando digo que no podéis estar es porque no podéis estar - Aclaró Benita con esa sencillez del castellano corriente- ¡Andando, "parriba"!

Antes de que la mujer las empujara al piso superior, las chicas se arreglaron sus vestidos y sus coletas, si pasaban cerca del salón, había que estar presentable.

- Pero bueno... ¡Qué presumidas! Rió Benita.

La siguieron, la escalera era estrecha y los escalones crujían al paso de la mujer, metida en carnes y en edad. Benita se balanceaba a cada paso sujeta a la fina baranda de madera, Loli que iba inmediatamente después, se volvió hacia sus amigas.

- ¡Qué culo tan gordo! - Susurró  de manera casi inaudible, pero las niñas lo entendieron y comenzaron a reír a carcajadas-
-¡Te he oído, pequeño demonio! - Exclamó Benita-

El  resto del recorrido lo hicieron en silencio. Se detuvieron junto a una puerta tras la cuál se oían risas, al abrir, dos niñas y tres niños se quedaron mudos.

- Hola pequeños, os traigo unas compañeras de juegos, portaos bien por favor - Dijo Benita empujando a las tres amigas hacia aquellos chicos que de nada conocían, después volvió sobre sus pasos y cerró la puerta-

Un niño rubio, de unos doce años se acercó a las aventureras. Tenía el pelo amarillo y los ojos tan azules que Loli pensó que igual veía las cosas descoloridas. Unas simpáticas pecas salpicaban sus mejillas.

- ¡Hola, soy Manuel! ¿Quienes sois vosotras? ¿Están vuestros padres en la fiesta?

Marisa tomó la palabra.

- No, sólo hemos venido a echar un vistazo pero Benita nos ha traído aquí.

Una niña pelirroja con cara de pájaro se acercó a Loli.

- ¿Vuestros padres son ingenieros? - Preguntó con voz aflautada-
- Oh sí -contestó Loli divertida - El mío de caminos, se los anda que da gusto-

La contestación hizo reír a la chiquillería, Manuel el primero, que resultó ser un chico de lo más agradable. La pelirroja era su hermana, una estirada de cuidado que no quiso acompañarles cuando decidieron salir a explorar. Los demás niños se acercaron para presentarse.

- Hola chicas, yo soy Álvaro y aquellos son Matías y Merceditas, los hijos de don Ceferino. Se vuelven a Asturias y los amigos les han dado esta fiesta, bueno..., a ellos porque a nosotros nos han encerrado aquí arriba y estamos muy aburridos.

Mari Carmen contuvo la risa, así que aquellos chicos eran los hijos de don Catalino... ¡Vaya sorpresa! Se cayeron bien desde el primer minuto, ajenos a las absurdas diferencias que los mayores establecen, los niños entablaron rápidamente amistad. Juntos trazaron un plan, no podían posponerlo en demasía pues la tarde caía inexorable y las tres amigas tendrían que volver pronto a casa si no querían llevarse una buena regañina. Una más...

- Bien - Dijo Manuel- Bajaremos e iremos a explorar el sótano ¿Qué os parece?
- ¡Noooo! -Gritó Marisa- Mi amiga Consuelo dice que hay un fantasma, el de la niña Mariana.
- Pues entonces yo no bajo -Dijo Merceditas- Prefiero que vayamos a investigar los alrededores.

Al final optaron por la propuesta de Merceditas. Uno tras otro, bajaron con sigilo la escalera y salieron al exterior. Las ventanas estaban abiertas y por ellas se colaba una melodía conocida. La Orquesta Villafranca tocaba "Moonlight Serenade"


- ¡Chicos, un momento! ¡Mi tío toca en esa orquesta! -Exclamó Mari Carmen-

Los niños corrieron hacia la ventana, el salón estaba adornado y hombres y mujeres bailaban al son de aquella bonita melodía. Ellas llevaban traje largo y ellos esmoquin. Hipnotizados permanecieron unos minutos observando hasta que Álvaro cogió a Marisa y comenzó a bailar con ella. ¡Fue divertidísimo! En seguida se formaron las parejas y dio lugar el peculiar baile infantil.

- La tonta de mi hermana siempre se pierde las mejores - Dijo Manuel que bailaba con la encandilada Loli-
- Bueno chicos, ya basta de bailes -Dijo Matías- ¿Hay algún arroyo por aquí?-
- Hay uno, pero está muy lejos -Contestó Álvaro-
- Pues entonces vamos -Propuso Marisa-

Después de un rato andando llegaron al arroyo, aún tenía agua para las fechas y sin pensarlo se quitaron los zapatos y se metieron. Lo que en principio iba  a ser sólo un remojón de pies para mitigar el calor, se convirtió en una auténtica guerra de salpicones. Al cabo de media hora, todos estaban empapados y muertos de risa al verse las pintas.

- Mamá me matará - Dijo Merceditas que tenía todos los tirabuzones deshechos y el vestido empapado-
- Las nuestras no se quedarán cortas -Añadió Loli-

Se hacía tarde, el sol se había escondido de repente y se habían alejado demasiado de la casa. Se hacía imprescindible volver, pero la noche tiene los pies más largos que los niños y sin mucho tardar, los atrapó. Los típicos sonidos nocturnos tomaron posesión del lugar: ranas, grillos y algún lobo lejano que erizó la piel de los menos atrevidos. El camino..., borrado. Esa noche no había luna y la luz no podía ser más escasa.

- Es por aquí -Dijo Matías-
- No, por ahí no - Negó Mari Carmen- Las vías están hacia el otro lado-

El tiempo pasaba y los niños seguían desorientados, la preocupación asaltó sus corazones. De repente, la aventura se había tornado peligrosa. Estaban discutiendo acerca del camino a tomar cuando escucharon una respiración profunda y el chasquido del pasto. Se quedaron petrificados. ¿Eran pasos o el fantasma de Mariana? La pregunta de Loli asustó a los niños que sin pensárselo salieron corriendo. La respiración se hizo más cercana y de pronto, una mano enorme sujetó a Álvaro.

- ¡Os encontré! ¡Demonio de críos, si vuestros padres se enteran de que andáis por aquí, os despellejan! -Exclamó el hombre-

Era Martín, el hijo de Benita, ésta había subido a llevar dulces y refrescos a los niños cuando se percató de su ausencia. Rápidamente llamó a su hijo, que era el chófer de don Ceferino, y acompañado de Tati, su perra de caza, salió a buscarlos.

- En marcha, tenemos que volver antes de que os echen en falta. Y en cuanto a vosotras, jovencitas.... -Dijo señalando a Mari Carmen, Loli y Marisa- Os llevaré de vuelta a vuestras casas y hablaré con vuestros respectivos padres, ya veremos qué hacemos para que no os castiguen. ¡Sois muy malas, seguro que ésto ha sido idea vuestra!

- Noo, no señor por favor, que no las castiguen, fue idea mía venir aquí -Suplicó Merceditas-
- Está bien, ya negociaremos-

De vuelta en la casa, Benita secó las ropas como puedo en el hogar de las cocinas y recompuso los peinados de las niñas. Es que no había remedio para tanto crío revoltoso.
Los niños se despidieron, Matías y Merceditas prometieron escribir y el resto verse pronto, para ello enredaron a Martin, que ahora pasaba a ser chófer del padre de Manuel. Oh sí..., las aventuras no habían hecho nada más que comenzar. ¿Estáis preparados?