viernes, 18 de junio de 2010

DE VUELTA, NOS VAMOS AL CINE

Había prometido a West una película de James Cagney pero los acontecimientos de las últimas semanas me han sumido en la tristeza. Ahora, sólo quiero reir, quiero que nos riamos para espantar a la muerte de nuestras vidas. Lejos, muy lejos donde su asquerosa presencia no pueda volver a tocar a nadie de los que habitan en mi corazón.
Fui a ver la casa estos días de lluvia, estuvimos hablando un poco de la importancia de decir a los demás lo mucho que los queremos, que los apreciamos.... No es una tontería, es un sentimiento, es eso que nos hace humanos y nos diferencia de la barbarie y el caos.
El alma se estira cuando siente la caricia de la mano amiga, la mano familiar, la mano querida... la palabra de cariño que la hace sentirse el alma que vino a ser, esa que nunca se desconectó de quien realmente es.
Que días tan negros, tan cargados de soledad. Oscuridad que hacía su desfile macabro a lo largo de los días, interminables.... Tristeza lluviosa sobre un alma maltrecha. Ya pasó.
Como última reflexión, sólo se me ocurre ésta: Nunguna madre debería enterrar a sus hijos. Ninguna.
Pero yo he vuelto para que nos riamos, para inundar nuestras vidas de alegría porque a eso vinimos, a ser felices. No se requiere nada más y por lo tanto, hora de mirar adelante.
Eva se ha puesto minifalda, lo digo por el chico del mantel que deja caer sus lápices descaradamente para mirar las piernas lujuriosas de nuestra Evis. Eva es pícara, le gusta sentarse cruzando la pierna izquierda sobre la derecha, el chico de mantel sonríe. ¿Qué os parece si pasamos al salón? Hoy os traigo a Laurel y Hardy, el gordo y el flaco. ¿Os acordáis? Dejad que sus locuras recorran el viento y prendan en nuestras gargantas la carcajada sonora. Quiero oir vuestras risas, por favor, que empiece la sesión.


9 comentarios:

  1. No chiquilla, es bien irrefutablemente cierto cuanto afirmas, ninguna madre, ningún padre, debiera tener que enterrar a sus hijos. Eso no debería suceder nunca, más, sabemos que pasa, no se si más o menos que antes, con esto de la vida mecanizada sobre las ruedas de un automóvil y a toda prisa, con las enfermedades incurables que siempre acechan, con mil y una cosas con las que hay que topar cuando se deambula por el planeta, pero ocurre y pocas tragedias humanas pueden tener similitud a esa tan dolorosa, tan horrible de imaginar tan siquiera en propias carnes.

    Dicen que el tiempo lo cura todo, pero no puede curar una herida semejante, es sencillamente imposible. Con el discurrir de los días, con los años, es probable que se mitigue un tanto el dolor, imagino que por cuestión de puro instinto de supervivencia o por esa dudosa cualidad humana que tenemos de adaptarnos a casi todo, pero ese tipo de mazazos vitales no pueden tener sanación posible, porque un hijo es algo irremplazable, son una parte esencial de uno mismo desde que nacen y los tienes por vez primera en tus brazos, desde que inhalas su inolvidable aroma a bebé, desde que los acercas a tu pecho con ansias de hiperprotegerlos de un mundo siempre complicado y peligroso anhelando evitarles cualquier mal por insignificante que sea, sin querer entender del todo que felizmente son seres vivos dotados de vida propia y con tendencia a la autonomía, en el mejor sentido de este vocablo, como es ley de vida, pero es que para un padre su hijo siempre será ese primer instante de por vida.

    Nadie nos dijo que esto fuese a ser un lecho de rosas o algo parecido a un desfile triunfal. Personalmente me quedo con lo del valle de lágrimas, aunque sea políticamente más incorrecto, por lo visto, hoy en día en esta tierra envilecida por malos gobernantes.

    Alegraos jóvenes en vuestra juventud, como dice cierto libro de proverbios, no chino precisamente, pero dotado de bastante buen juicio. Si vale para un joven, valdrá también para un menos joven y para cualquier chica como vos, porque las mujeres, cualquier dama, como bien sabes, no tienen edad, sino que son eternamente chicas y siempre bellas, sin que tenga importancia si eso es exactamente así o no, porque eso es un dogma y los dogmas se aceptan sin más, por mucho que algunos siempre tengan esa tendencia estéril a relativizarlo todo, lo cual tiene muchos fallos, dicho sea de paso, porque hay cosas con las que no se juega o de las que no se duda, como es el amor de una madre o un padre por sus hijos.

    Con los días, nos iremos riendo un poquito más, de esar forma que tanto nos gusta, ya lo verás.



    Laurel y Hardy son una buen elección Pepita, con estos siempre se acierta, a pesar de que haya generaciones enteras que se lo estén perdiendo.

    Besos y toneladas de ánimo lanzadas en paracaídas como en el final de Objetivo Birmania, al final ya sabes que me encantan los finales felices del cine americano de siempre,
    Ricardo / West

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  2. West, me encanta oir a un padre hablar así de sus hijos, es lo normal, lo que el instinto manda al corazón. Ver a unos padres destrozados por la pérdida de una parte de ellos, no debería estar consentido, pero la vida es como es y en ese paquete, viene la muerte incluida.
    Hablemos de cine, recuerdo lo que dijo el señor Mayer durante la II Guerra Mundial a los directores: ´

    ¡Hagan películas con finales felices, quiero que la gente salga del cine con una sonrisa!

    Para llorar, ya tenemos la vida real. West, nosotros hemos crecido con el Gordo y el Flaco y con Charlot y con Fofó, Gabi, Miliki, con Buster Keaton y Harold Lloyd y con los tiros de Gary Cooper y su carabina. Pues ya ves, para haber visto tanto cachiporrazo y tantos tiros, somos gente normal con una vida normal, ahora con tanto psicólogo y tanta tontería, los niños matan a sus compañeros de clase sólo para ver qué se siente....
    En fin, algún día se instaurará de nuevo la normalidad, ya verás.
    Muchos besos West y feliz fin de semana. Seguiremos con el buen cine

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  3. Será que ese cine, a pesar de retratar casi todas las facetas de lo humano (el amor, la guerra, los problemas del far west y su falta de ley, las luchas por la tierra, los dramas humanos del cine de Kazan, la codicia, la pasión,...) será que no se recreaba tanto en las vísceras y subliminaba tanto la violencia, el sexo o el poder como hace el cine actual.
    Quiero decir, que el cine actual, a costa de "pretender" ser superrealista acaba por recrearse morbosamente en los detalles y al final se vuelve apologeta de todo aquello que supuestamente pretende criticar o reflejar, con lo cual el público se queda simplemente con la forma, con la imagen, incluso se recrea en ella pero no con el fondo de lo que se cuenta. Es un cine estético, donde todos se sacrifica a la recreación de la escena, a veces obscenamente crudas y pornográficas (y uno no es ningún puritano, conste, ni fácilmente escandalizable, porque ya ha visto lo suyo a estas alturas) pero dista mucho de ser un cine ético como el de antaño, donde la gente podía apreciar lo que se quería contar, donde se propugnaba siempre la necesidad de buscar el bien, la honestidad y la verdad, donde el bueno siempre ganaba al malo porque es lo que quiere cualquier persona de buen corazón en la realidad cotidiana, sin tener que sufrir una dosis de realismo nauseabundo, de mensajes muy confusos, de ambiguedades calculadas, de manipulación de los ideales intemporales que son acervo cultural de toda la humanidad, de cierta perversión ( a veces descarada) de los sentimientos humanos más hermosos y de mal gusto como sucede en gran parte del cine actual.
    Ya no te hablo del cine funcionarial "español" subvencionado y de muy mala calidad, más localista que nunca, donde todo se relega, con excepciones muy contadas, al sexo gratuito y exhibicionista, al exceso de estrionismo de los actores y actrices, a los gritos desaforados, a la sobreactuación, a la mala vocalización de sus protagonistas y al aburrimiento garantizado del espectador al que se le castiga con guiones poco o escasísimamente originales, a una mala dirección de los actores que van por libre y a una repetición sospechosa de temáticas sobre la guerra civil, sobre todo desde que los "nacionales" son los monstruos predilectos del cine de revancha pijo progre obsesionado por rehacer y manipular una historia pasada donde los hechos fueron como fueron y donde ni todos eran tan buenos y ni todos eran tan malos, aunque alimañas abundaron y las tropelías también, cociéndose habas similares en todos los potes de unas generaciones colectivamente fracasadas por su propia torpeza y víctimas de manipulación orquestada desde un poder hiperlegitimado de sí mismo y hoy torticeramente reivindicado, a base de contar burdas mentiras.
    Ahora entenderás por qué salvo las buenas películas de la Pixar o de Disney, no voy a una sala de cine desde que vi el Patriota y Salvar al Soldado Ryan. Decidí, tal vez equivocadamente, que el cine ya no da más de sí para los que veíamos en el cine una buena escuela para la vida y un lugar para dejar que la imaginación nos llevase a un mundo mejor que el que habitamos, donde el bien siempre se impone sobre el mal, aunque sólo fuese por espacio de hora y pico o no más de dos horas.

    Besos y buen fin de semana Pepita, y al resto exactamente lo mismo

    Ricardo / West

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  4. West, yo también pienso que en el cine está todo inventado y que reinventar, de momento, no sale bien.
    Yo me quedo con los cielos de John Ford que nadie ha sabido reproducir, con los primeros planos de Ava Gardner, con la escena de la muerte más muerte de toda la historia del cine en "La dama de las camelias", con la genial Greta Garbo, con las piernas de Fred Astaire, los enredos de Cary Grant, la elegancia de Audrey Herphurn, la "Ciudad de los muchachos" de Spencer Tracy, el hombre que mejor encarnó al sacerdote en Hollywood. ¿Te acuerdas de la película "Capitanes intrépidos? El marinero Manuel que hace del niño de papá un niño de verdad, un "pececillo". Magnífico Tracy.
    West, ¿Tú crees capaz a los actores de hoy de una escena como la de Tracy y su saco de huesos Herphurn en "La Costilla de Adán" donde él le da un masaje a ella y acaban discutiendo? No... Es imposible, eran ACTORES cuando el cine se estaba inventando y la MGM tenía "MÁS ESTRELLAS QUE EN EL CIELO". No, eso ya no vuelve, ya no bailará Gene Kelly con Sinatra en el puerto de Nueva York ni "La Reina de África" remará en su barquichuela.
    El cine español no lo veo por prescripción médica, con mi dinero no mantengo a los de la ceja, me niego. Además, retratan una realidad que para nada se corresponde con la sociedad española. Se recrean en un submundo amoral, sucio y zafio que no entiendo a no ser que piense que es retrato de su propia realidad. Si me aburro, quedo con Deborah Kerr en "La Noche de la iguana" o me doy un paseo por aquel "Qué verde era mi valle" que tantas veces me hace llorar.
    En las Navidades me traslado a Beldford Falls con la familia de Georgey Bayle, West, cuantas veces he llorado y lloraré con ¡Qué bello es vivir!, para mí la mejor película de Capra y el mejor papel de James Steward. ¿Ves a "Pé" y respectivo haciendo el papel de la familia Bayle? No.... es imposible porque para eso, hay que tener la clase, maestría y elegancia de James Steward y Donna Reed, algo que jamás alcanzarán los susodichos.
    Amigo, feliz fin de semana, que las musas te otorguen el don de disfrutar de un buen clásico en compañía de la gente querida.
    Besos.
    Pepita

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  5. Bueno, esas obras maestras sin paliativos, a las que te refieres, auténticas joyas de las artes humanas, sin olvidar a Gary Cooper haciendo el Orgullo de los Yankees, John Doe o muchas otras (que tanto me viene a la mente estos días con el empeño del amigo Mario en recrear una especie de club John Doe a la española, aunque entenderás que habiendo visto el final de la magnífica película aquella tema mucho idéntico final para la epopeya de Mr. Conde, porque las buenas intenciones no tienen un buen final garantizado, como es natural) o al propio James Stewart en Caballero sin espada, o a un divertido Cary Grant con una dama de la interpretación indiscutible como la Señora C. Hepburn en Historias de Filadelfia..... tantas historias tan bien contadas, tan bien dirigidas y de una época del cine mundial donde efectivamente Hollywood tenía al menos tantas estrellas como el firmamento que vemos, sin perjuicio que Lubitsch o grandes cineastas e intérpretes europeos, ingleses, franceses y alemanes, tuvieron que venir a los Estados Unidos para poder hacer el cine que querían hacer libremente y que en Europa no era posible por falta de producción o por falta de libertad artística, o por más causas.
    De momento eso no volverá a ser posible, tal vez porque los guionistas de hoy andan faltos de imaginación o porque han tomado demasiado partido por lo estético, por el impacto visual, en detrimento de buscar siempre el lado humano del relato, que es lo que define al buen cine norteamericano de los treinta, cuarenta y buena parte de los cincuenta: se cuentan historias de personas no se proyectan simples imágenes, explosiones, violencia y sexo a gogo que es lo propio del cine moderno. La imagen se olvida, la historia contada nunca, tal vez eso explique lo que pasa con el cine anodino (con excepciones) de la actualidad. Y del cine del sindicato vertical de la "ceja" mejor no hablar que da risa o da llanto, o ambas cosas al tiempo.

    Un abrazo

    Ricardo / West

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  6. Hola West! Mal veo yo también esa aventura quijotesca del amigo Mario, ojalá le salga bien pero creo que a bordo del barco, no todos son capitanes leales. Demasiado grumete metido a Coronel.... eso es peligroso porque el ego no deja ver las auténticas cualidades y limitaciones de cada cual. Veo poca humildad en los necios y demasiada en los genios, más de lo mismo amigo mío.
    Te he dejado un libro en la pérgola del jardín, a la noche no faltes, creo que habrá sorpresa.
    Besos, genio.
    Pepita

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  7. Para los dos.

    Ejem, ejem, ejem......

    eva

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  8. Jajajaja, West, la chica de la minifalda está celosa! Evis, tú también estás invitada esta noche al jardín y Zanobbi y Reyes y María y todos los que quieran venir.
    Tú pones la horchata plis.
    Besitos

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  9. Eva, dulce niña de minifalda turbadora, mi tentación predilecta con permiso de Pepita, pardiez, ¿pero no hemos quedado que el mantel y la manta eran cosa de tres? Pues eso donde caben dos caben tres, cómo si no lo supieras a estas alturas, jajajajaja, anda pasa y cerremos nuestra particular república trilateral, sobre todo esta noche que apetece porque es corta y porque la luz es muy hermosa en esta casa, incluso parece como si los grillos ya hubiesen iniciado su particular cántico nocturno sólo para nuestro deleite.

    Besos a millones para ambas de un truhán reconvertido al que el mantel le parece el paraíso en la Tierra si es en tan buena compañía

    Ricardo / West

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