martes, 30 de mayo de 2017

RESURRECCIÓN.


Vender el alma no purifica las heridas, pero igual nos convierte en recién nacidos desconocedores del amor que lleva tanta muerte.
No he venido aquí a regalar mis veintiún gramos, los perdí en una de tus sonrisas y ahora, habiendo partido de la estación de la vida, nuestras almas no volverán a cruzarse. No he venido a atesorar recuerdos, porque ya tengo aquellos besos abisales que serán memoria y testigo de existencia. Tú en cambio te llevaste el tiempo que mide las caricias, me pregunto para qué lo quieres si sólo sirve para una piel.
Tampoco he venido a desandar caminos para tropezar de nuevo en el mismo corazón. Yo vengo aquí a morir de te quieros y a resucitar en silencio.

Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. Número Registro Propiedad Intelectual:  1803146136805

Camino a las emociones.

Hay caminos en las nubes que llevan al verano. A veces, me siento en la hierba a recorrer esos senderos con la mente, a buscar el sol detrás de los algodones y a traer historias de niña con coletas  a las siete de la tarde.
Las nubes son los guarda-historias de los niños, cuando eres mayor puedes entrar la memoria y rescatar tus vestidos con bullones, la pelota brillante y los amigos de nombres olvidados. A veces, muchas veces, hay que hacer introspección para no perder de vista quiénes somos y saber cómo éramos antes de olvidarnos de nosotros.
Ese camino lleno de recreos con rodillas tintadas de mercromina nos devuelve la pureza de las emociones. Ahora las emociones se venden, se garantizan y para eso se bien pagan. Otras veces se mal venden al primer hacedor de pinzas de estómago, pero esas no son emociones, son desconsuelos. ¿Acaso el desconsuelo no es una emoción? Me preguntarán los que leen, pero no, el desconsuelo es en todo caso una emoción enquistada, por lo tanto, un sentimiento.

Y sigo caminando entre las nubes, encontrando bicicletas con patines y sueños de muñecos. Hay olores a celindas y rosas de té que traigo de vuelta para la niña nueva, así los guardo para vivir, - que no resucitar-, a la niña antigua que vive entre la carne del presente.


Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. Número Registro Propiedad Intelectual:  1803146136805