Cuando abría los ojos podía ver el mar, muchas veces dormí en su orilla besada por olas tranquilas y susurrantes, extinta ya la tempestad que minutos antes provocaran mis labios.
Ahora sus ojos regresan y no sé si quiero mirar su infinitud. ¿Se puede vivir de espaldas al mar cuando aún queda sal en la piel? Despojada como estuve de mí, con su caudal como única carne y vestidura, no sé si puedo evitar volver al principio.
Cierra los ojos, ciérralos por favor, al menos hasta que se seque mi alma.
Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. Número Registro Propiedad Intelectual: 1803146136805
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Diviértete en Casa Encantada y déjame tu comentario. Aquí hay un sitio para ti, quédate.