sábado, 17 de septiembre de 2016

EL FANTASMA SE HA ENSUCIADO LA SÁBANA

Hoy llueve y ayer llovía... Un gran mago me recomendó recoger lágrimas de hadas y pensé que en los alrededores de la casa encontraría algo. Decidí ir andando, escuchando la lluvia golpear mi cortavientos, cazando las frias gotas de agua que caían cerca de mis labios y dejando que se adentraran en mi paladar contrastando la temperatura exterior con la interior. Mi cabeza era un bullir incesante de pensamientos: "lágrimas de hadas"... Si de la primera sonrisa de un bebé nacían estos bellos seres, quería saber de dónde salían sus lágrimas y adónde iban cuado lloraban.
Llegué, no llevaba calzado apropiado para adentrarme en el embarrado camino así que me senté en un trozo de la antigua cerca de piedra que permanecía exangüe en el suelo, arañado por el aire y la lluvia. Una voz como un silbido metálico me distrajo de mis pensamientos.

"Las hadas no lloran como los humanos, pueden hacerlo de pena o de alegría, si son lágrimas de felicidad éstas se convierten en cuentas de colores brillantes con las que se fabrican joyas que siempre llevan puestas. Si son de pena su destino es distinto; cuentan que cuando los antiguos espíritus del bosque oyen llorar de pena a un hada, éstos hacen brotar del mismo corazón de la tierra un árbol frondoso, azul y luminoso como el cristal y cada lágrima de hada se transforma en una hoja nueva"

- ¿Quién anda ahí? - Pregunté levantándome y girando la cabeza de un lado a otro.
- Soy yo, el fantasma, pero no podrás verme

Me asusté, un fantasma es un fantasma y por muy amistoso que se muestre, no quería cuentas con espectros. Me levanté y despacio dirigí mis pasos a la carretera.

- ¡Espera mujer no te vayas! La voz entre susurrante y metálica volvía a encoger mis sentidos - No te vayas, no quiero asustarte sólo dejarte un presente para los habitantes de Casa Encantada. Ven, acércate a la casa, prometo no asustarte si no te asomas.
Me detuve, ¿por qué no? No todos los días charlaba una con un fantasma.
- Oye fantasma, si me das un susto por pequeño que sea me encargaré de que te echen de la casa. - Dije con mas miedo que vergüenza mientras avanzaba sorteando los charcos de agua, barro, hierba...-

Llegué a las puertas de la casa y me recosté en la palmera sin mirar hacia adentro.

-Ya estoy fantasma, no sé por qué no te dejas ver, la verdad.
- Pues..., verás- Se oyó una voz que provenía del interior- Es que... Mis sábanas son blancas y con éste tiempo no puedo hacer la colada...
No pude contener la risa...¡Un fantasma haciendo la colada! No, esto no podía ser.
- Y qué fantasma... ¿No tienes secadora? Jajajajaja.
- No tiene gracia Pepita- Dijo ahuecando la voz y haciendo que la lluvia arreciase tornando el paisaje aún más gris y espeso- Tengo mis sábanas llenas de barro ¡Y así no hay quien asuste a nadie!
De nuevo risas....
- ¡Tenemos un fantasma marrano! Jajajajaja. Venga fantasmi, no te pongas triste por tener manchurrones en tu sábana seguro que puedes asustar igual de bien. Además, con tanta lámpara pegada no necesitarás alumbrarte de noche con nada... Déjate ver.
-No, no lo haré- se oyó de nuevo- Te dejo unos vídeos sobre la chimenea, súbelos al blog y dile a todos que pronto tendrán noticias mías. ¡Ah!, por favor, dales las gracias por las películas y libros que me dejaron , me han servido de mucho en estas horas de lluvia.
-Vale fantasmi. - Dije divertida- ¿Te traigo lejía y una buena estufa?
- Pepita, si te sigues riendo de mí te convertiré en un duende Trastolillo.
- Uisssssssss, mira tú, un fantasma en el ámplio sentido de la palabra!!!!
- Te la estás buscando, Peeeeepa.
- Mejor conviérteme en Ojáncana y asustamos juntos. Jajajajaja. ¡Vaaaaaaaaaaale, no te mosquees!. Ya no me meto más contigo.
- Eres incorregible - Se oyó la voz divertida del fantasma por primera vez-
- Pues claro, hay que ser feliz porque sólo asi tendré lo que deseo.
- ¿Y qué deseas, Pepita?
- A ti te lo voy a contar yo, fantasmilla...

De repente, una luz iridiscente se proyectó en las escaleras y aparecieron unas cajas brillantes y hermosas, decoradas con rosas  y  lazos de tul.

- Son los vídeos Pepota, mejor te los dejo aquí que en la chimenea porque tu curiosidad te hará buscarme. Llévalos anda. - Dijo el fantasma-

La luz se abrió paso entre las planchas de plomo que atenazaban el cielo, pensé en lo afortunada que soy por tener una casa llena de amigos y habitada por un fantasma..., marrano. Tengo un cielo lleno de lluvia y un sol prendido con alfileres que acaricia mis sentidos cada primavera.  Tengo un cajón de sábanas de hilo de Holanda para el fantasma en verano y unas mantitas blancas de lana de Escocia para el invierno. Tengo un corazón con habitaciones al exterior para quien quiera ocuparlas ¿Venís?

martes, 19 de julio de 2016

Regreso al mar.



Cuando abría los ojos podía ver el mar, muchas veces dormí en su orilla besada por olas tranquilas y susurrantes, extinta ya la tempestad que minutos antes provocaran mis labios.
Ahora sus ojos regresan y no sé si quiero mirar su infinitud. ¿Se puede vivir de espaldas al mar cuando aún queda sal en la piel? Despojada como estuve de mí, con su caudal como única carne y vestidura, no sé si puedo evitar volver al principio.
Cierra los ojos, ciérralos por favor, al menos hasta que se seque mi alma.

Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. Número Registro Propiedad Intelectual:  1803146136805




viernes, 8 de julio de 2016

Las aventuras de Pepa Jones y su gato Gambita. Aventura en el Peñón.

"El verano es  la mejor época para disfrutar, relajarse y salir de aventuras" Eso pensaba Pepa Jones la mañana del lunes mientras desayunaba junto a su gato Gambita. 
Como era habitual, había quedado con su  amiga Patricia para ir a la Charca de los Patos a nadar un poco y hacer planes para todas las vacaciones. En realidad, el abuelo de Pepa ya no permitía que nadie se bañara allí, pero ante la insistencia de su nieta, pensó en delimitar una zona para que pudiera disfrutar sin peligro.
Con las bicis preparadas y las mochilas a tope, solo faltaba que Gambita tomara posesión de su cesta y ponerse a pedalear. A eso de las ocho y media de la mañana, cruzaban la puerta de "El Tejar".

- ¡Abuelitooooo, ya estamos aquí! - Gritó Pepa nada más dejar la bici en el suelo-

El abuelo José dejó sus tareas con el ganado para salir a abrazar a la niña. Le encantaba tener El Tejar lleno de críos así que el verano era su época favorita.

- ¡Buenos días,  José! - Dijo Patricia a la vez que daba  un abrazo al feliz anfitrión.
- Bueno chicas, vamos a la casa, os tengo una sorpresa por haber acabado el curso con tan buenas notas.

Las niñas se miraron felices y al entrar en el salón, sus ojos se toparon con unos hermosos carritos de madera repletos de flores. Cada cuál tenía el nombre de su propietaria pintado en blanco y eran del tamaño perfecto para ser enganchados a las bicis o arrastrados directamente con la mano.

- ¡Pero abue! ¿Los has hecho tú? -Preguntó Pepa casi llorando de emoción-
- Claro que sí, pequeña. Espero que los disfrutéis y ¡Que no os metáis en líos!

Felices, dieron las gracias y un buen puñado de besos al simpático abuelo, que tras sacar las flores y enganchar los carritos a las bicis de las niñas, prosiguió con las labores propias del campo. Patricia y Pepa dejaron las mochilas y metieron el desayuno y las toallas en su nuevo y flamante carro. Ni que decir tiene que Gambita se hizo un hueco en tan especial medio de transporte.


- Abuelito, volvemos para la hora de comer - Anunció Pepa-
- Muy  bien pequeña, pero recordad lo que os he dicho, no os metáis en líos y no salgáis del espacio que os he delimitado en la Charca para nadar. ¿De acuerdo?
- ¡De acuerdo! - Respondieron las dos-

Nada más entrar en la Charca de los Patos, se dieron cuenta de que su eucalipto favorito estaba ocupado.

- ¡Qué faena, Pepa! - Murmuró Patricia-
- No pasa nada, Patri, tenemos muchos árboles para poner nuestras cosas. ¿Y si vamos a presentarnos?
- ¡Buena idea! Puede que le guste la aventura y se una a nuestros juegos.

Bajo la sombra del generoso eucalipto, una niña rubia como el sol arrancaba preciosos acordes a una flauta. Tenía el pelo liso y los ojos tan azules que cuando Pepa los vio pensó que el mar podía verse a través de ellos.

- Hola ¿Qué tal? -Preguntó Pepa- Somos Patricia, Pepa y nuestro gato Gambita- Dijo mientras señalaba a sus amigos y a sí misma- ¿Te gustaría nadar con nosotras?
- ¡Hola! -Contestó la niña dejando la flauta y poniéndose en pie- Me llamo Estrella, me encantaría pero no he traído traje de baño-
- Por eso no te preocupes, - Dijo Patricia- Yo siempre traigo más de uno y creo que el de solecitos te sentará muy bien.
- ¡Estupendo! ¡Muchas gracias! - Exclamó Estrella- Acabo de llegar al pueblo y aún no conozco a nadie. Mis padres me trajeron ayer a este lugar y me pareció tan hermoso que he decidido volver. A los pájaros les gusta mi flauta así que por eso tocaba.
- Estás en la Charca de los Patos - Le aclaró Pepa- y eres muy bienvenida. Por cierto, tocas de maravilla pero ahora.., ¿qué tal si nos damos un baño?

Transcurrió la mañana entre risas, chapuzones y confidencias. Estrella venía de Mérida y eso entusiasmó a las niñas porque ellas eran unas enamoradas de la cultura romana. Le contaron la aventura con los ladrones de antigüedades y su nueva amiga aplaudía entusiasmada las hazañas de las chicas. A su vez, la niña les informó de que vivía cerca del Museo de Arte Romano y que le gustaba mucho la Historia y la música; así que no sólo encontraron a una nueva amiga, también una cómplice ideal para el verano guadiateño.
Estaban sentadas a la orilla viendo cómo Gambita correteaba tras una libélula cuando Estrella reparó en el Peñón.

- Chicas ¿Qué es esa enorme piedra que se ve al fondo?
- El Peñón - contestó Patricia - Es el emblema de nuestro pueblo, está en el escudo.
- Y en su interior hay pinturas rupestres del Calcolítico  - Añadió Pepa- 
- ¿En serio? ¡Oh me encantaría verlas! ¿Podemos ir?
- ¡Claro! ¿Qué os parece si mañana quedamos y subimos? - Propuso Pepa-
- ¡Perfe! - Contestaron las chicas.

El día se fue agotando en La Charca de los Patos, el sol se volvió anaranjado y el calor remitió para dar paso a unas horas en las que la gente asaltaba las calles y llenaba las terrazas de los bares. Las niñas permanecieron en El Tejar hasta que el abuelo José terminó algunas tareas y marcharon juntos al pueblo. 
Tras despedirse, las amigas caminaron felices sabiendo que al día siguiente volverían a las aventuras.
A las siete de la mañana en punto, las aventureras gatunas y sus bicis arrancaron camino del Peñón. La subida era dura así que descansaron en una de las piedras favoritas de Pepa.

Al llegar arriba, Estrella quedó maravillada por las vistas. Una extensa panorámica de la comarca se abría a sus pies y el olor a romero asaltaba los sentidos a cada bocanada de aire.

- Chicas..., esto es hermoso - Murmuró entornando los ojos y mirando al cielo mientras Gambita se enroscaba en sus piernas-
- ¡Pues espera a ver todo lo que hay! - Exclamó Patricia-

Dejaron las bicis bajo una encina y siguieron ascendiendo hasta la cruz, una vez allí, decidieron corretear por los alrededores hasta que Gambita se detuvo de golpe y comenzó a aguzar el oído.

- ¿Qué ocurre, Gambichi? ¿Qué has visto? -Preguntó Pepa-

Al filo de la pregunta se escucharon unos golpes.

- Chicas, ¿habéis oído eso? -Preguntó Estrella- Suena como si estuvieran golpeando sobre una piedra.
- Con un martillo, para ser exactos - Aclaró Patricia-

Los golpes se oyeron de nuevo y Gambita salió disparado en dirección a las cuevas.

- ¡Sigámosle! -Gritó Pepa-

El gato se detuvo frente a la verja que cierra el Abrigo de La Virgen, donde se encuentran las pinturas rupestres. La puerta de acceso estaba abierta.

- Chicas, mirad eso. La reja está abierta y en teoría, aún faltan más de dos horas para que llegue la persona del Ayuntamiento que ha de acompañarnos en la visita. Qué raro... - Dijo Pepa-
- ¿ Y si echamos un vistazo? Propuso Estrella.
- ¡Así me gusta! ¡Eres una aventurera en toda regla! ¡Adelante! -Exclamó Patricia-

Los golpes habían cesado desde hacía un rato, pero en el suelo de la cueva alguien se había olvidado una pequeña manta y un cortafrío.

- Estrella, ¿has traído tu linterna? Hay muy poca luz- Habló Pepa-
-Sí, aquí está.

Pepa tomó la linterna y alumbró hacia las pinturas, para sorpresa de todas, alguien estaba intentando arrancarlas de la piedra.


- ¿Pero qué es esto? - Preguntó Patricia alarmada- ¿Otra vez ladrones de patrimonio en el Guadiato? ¿Es que no han escarmentado?

De repente, los objetos que había en el suelo tomaron sentido. No había duda de que una o varias personas habían salido de allí a toda prisa alertados por la presencia de las niñas.

- Bien amigas ¿Cuál es el plan? -Preguntó Estrella-
- Lo primero es salir de aquí y cerrar la verja. Patricia, ¿tienes bridas?
- Sí, ya sabes que siempre llevo. Las he dejado en el carrito que nos regaló tu abuelo, vuelvo en un tris.

Pero no tuvo tiempo de salir, de repente la puerta se cerró y quedaron atrapadas. Una figura alta y vestida de verde ponía una cadena y un candando a la puerta. No pudieron verle la cara porque llevaba un pasamontañas.

- ¡¡Así aprenderéis a no meteros donde no os llaman, pequeñas fisgonas!!- Exclamó el malhumorado personaje-

- ¡¡No nos encierre por favor!! ¡Sáquenos de aquí! -Suplicó Pepa en vano-
- No os preocupéis, he traído mi móvil. -Dijo Estrella- Pero...,¿Dónde está mi mochila? ¿Y las vuestras?

Las niñas no se habían dado cuenta de que mientras observaban las pinturas, el caco sustrajo sus mochilas que distraídamente habían dejado a la puerta de la cueva. En ellas, iban los teléfonos.

- ¡Oh, no! ¡Qué faena! - Exclamó Estrella con fastidio- ¡Estamos atrapadas y no podremos salir hasta dentro de unas horas!
- Y eso no es lo peor- Añadió Patricia- Para entonces, el caco estará bien lejos del alcance de la Guardia Civil.
- No todo está perdido, chicas. Llevo encima mi pequeño cuaderno y tenemos a Gambita. -Dijo Pepa sonriendo-
- Explícate, querida - Le pidió Estrella-

Pepa extrajo de uno de los bolsillos de su camisa, una pequeña libreta de la que colgaba una cuerdecita con un lápiz en el extremo. Era su cuaderno de notas y jamás salía sin él. Tenía la costumbre de llevarlo encima y eso en un momento como aquél, cobraba vital importancia.

- Chicas, mi amigo Julián sube cada mañana al Peñón andando, si no calculo mal debe andar cerca. Voy a trabar una nota al collar de Gambita y después lo sacaremos por la reja. Volverá a casa y en el trayecto se encontrará con mi amigo.
- ¿Y cómo sabrá que es tu gato? - Preguntó Estrella-
- Tranquila, conoce bien a Gamba y le extrañará verlo sin mí. Cuando se acerque, verá la nota.
- ¡Buena idea! ¡Plan "pepil" en marcha! - Dijo divertida Patricia-

Escribieron la nota, la hicieron un canutito y con la cuerda del lápiz la sujetaron al collar del gato. En la nota:

" Querido amigo, soy Pepa Jones.  Mis amigas y yo 
estamos encerradas en el Abrigo de la Virgen, en el Peñón. 
Hemos sorprendido a un ladrón que intentaba 
llevarse las pinturas y nos ha dejado atrapadas. 
Por favor, avisa a la Guardia Civil para que no escape.
Muchas gracias. Un abrazo grande de tu amiga.
Pepa"

- ¡Vamos Gambita, corre! - Le gritó Pepa al animal que salió despavorido camino abajo-

Esa mañana Julián se había tomado su tiempo sacando fotografías de los alrededores, pero como había madrugado mucho, pensaba que aún podría tomar algunas más antes de que el sol le sorprendiese. Estaba en La Poza cuando vio venir a un gatito corriendo como alma que lleva el diablo.

- Pero ese... ¿Ese no es Gambita? ¿Solo? Qué raro... - Pensó-

Le salió al camino y el animal al conocerlo fue a reclamar unas caricias.

- Pero bueno amiguito ¿Cómo es que estás solo? ¿Y Pepa? - Se inclinó para tomarlo en brazos cuando vio la nota. La leyó veloz pero no hizo caso de la orden, por el contrario, salió corriendo camino arriba para ayudar a las chicas-

- ¡Vamos Gambita! ¡No hay minuto que perder!

En tiempo récord, Julián estaba al otro lado de la reja armado con una enorme piedra que utilizó para hacer saltar el candado.

- Pero bueno Pepa, ¿es que no vas a dejar de meterte en líos? - Preguntó Julián a su amiga-
- ¡Mira quien fue a hablar! Me ha dicho mi abuelo, que la semana pasada pusiste tomates pasados con petardos en las habitaciones de los mozos mientras dormían la siesta.

Al oír la trastada, Estrella y Patricia no pudieron contener la risa.

- ¡Uf, tu abuelo me ha prohibido ir a la Charca de los Patos durante un mes! - Aclaró el niño pesaroso-
- Bueno, bueno, dejaos de historietas y vamos al caso que nos ocupa - Interrumpió Estrella- Hay que avisar a la Policía, ese hombre debe andar ya bien lejos.

Pepa, tras disculparse, presentó su amigo a las chicas.

- Bien, llamaremos a la Guardia Civil, pero si queréis podemos dar con ese hombre, me conozco bien estos caminos. - Propuso Julián-
A las niñas les pareció bien y tras el aviso pertinente al cuartel, se introdujeron en la maleza con sumo sigilo, pero con máxima prisa.

- No hagáis ruido, chicas. Si no me equivoco, ha debido huir por este camino pero me sé de una vereda que es más corta y si nos damos prisa, le alcanzaremos. - Dijo Julián-
- Podemos sacarle fotos y enviarlas a los agentes. ¿Qué os parece? - Propuso Patricia-
- Perfecto - Contestaron-

A lo lejos, las jaras se movían como si el viento jugara con ellas. Dos cabezas aparecían y no llevaban pasamontañas.

- ¡Son dos! - Exclamó Patricia-
- Vaya..., si consiguen salir al camino estamos perdidos. Tenemos que hacerles fotos como sea o la Guardia Civil no dará nunca con ellos. - Dijo Pepa-
- Tengo una idea - Propuso Julián- Salgamos de la vereda, no tengáis miedo que no nos perderemos. Si conseguimos pasarlos y escondernos en una piedra que hay más adelante, podremos sacar las fotos.

Su estatura les daba ventaja de movimientos con respecto a los cacos y en poco los pasaron y se pusieron a salvo tras una enorme roca. Julián sacó como diez fotos, en dos de ellas se apreciaba perfectamente la cara de los hombres. Tras hablar de nuevo con la Guardia Civil, enviaron la información.
Tuvieron que permanecer allí sin moverse, esas fueron las órdenes de los agentes. Al cabo de una hora  aproximadamente, escucharon unas motos. Eran miembros del Seprona.

- ¡Aquí. aquí! - Gritaron los niños.

Uno a uno fueron sacados de allí y puestos  a salvo en la Poza, la fuente más famosa del pueblo. El paseo en moto por el bosque fue lo que más gustó a los amigos, que arrancaron la promesa a los agentes de repetir la experiencia.

- Chicos, gracias por ser tan valientes, los cacos están ya camino de los calabozos. - Informó uno de los guardias-
- ¿Tenían algo que ver con los ladrones de la Charca de los Patos? - Preguntó Patricia-
- No, estos ni siquiera estaban fichados - Contestó el agente- Por desgracia, los ataques a los yacimientos arqueológicos son el pan de cada día. Es de vital importancia colaborar con las autoridades para evitar el expolio de nuestro patrimonio, como habéis hecho vosotros. Felicidades, pequeños.
- ¡Gracias, señor! - Contestaron felices los chicos-
- Un momento, no tan a prisa. -Les  detuvo el guardia antes de que marcharan- Nada de salir al monte sin la compañía de un adulto. Nunca más ¿Entendido? -Les dijo apuntando a todos con el dedo, cosa que a Gambita no gustó nada de nada-

Los niños se miraron entre ellos.

- Claro, claro... Nunca más. - Fueron contestando sabiendo que en el fondo no le harían ni caso-
- Eso suena a un sí para salir corriendo. Os estaré vigilando, ¡pillastres!. Ya conocemos bien las aventuras de Pepa Jones, su gato Gambita y sus insensatos amigos. ¡A casa inmediatamente!.

El agente quería parecer serio, pero esos chicos y su afán por proteger lo que es de todos, en verdad le agradaban y le divertían. Tras recibir un sincero abrazo, vio como se alejaban riendo y pedaleando a toda prisa hasta su próxima aventura.

- ¡Chicos, me lo he pasado bomba! - Exclamó Estrella- Jamás pensé que tendría un verano así de divertido.
- ¡Vamos al Tejar a contárselo al abuelo! - Propuso Pepa-
- Bueno..., yo si eso ya voy  otro día - Contestó Julián queriendo marcharse-
- ¡De eso nada! Seguro que abuelito te levanta el castigo en cuanto sepa lo que has hecho así que... ¡En marcha! Te toca llevar a Gambi en la cesta.

Y así, terminaba una jornada más en la Charca de los Patos, el lugar favorito de los niños más aventureros del Valle del Guadiato.
Recordad, el patrimonio es de todos, cuidarlo y protegerlo es nuestra responsabilidad. Nunca os llevéis a casa piezas arqueológicas y si veis a alguien que sí lo hace, ponedlo en conocimiento de las autoridades. Porque el pasado y sus tesoros, nos pertenecen.

¡Gracias Julián por las fotos! También gracias a la persona que subió a Facebook  la fotografía de la Charca que hay en el inicio del relato.

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viernes, 3 de junio de 2016

Bienvenidos a Casa Encantada.


Antes y después de Casa Encantada.

Os dejo con el magnífico trabajo de José Manuel Castaño. Nuestra casa está viva porque tiene los mejores habitantes.









TARDE DE CINE Y NUEVO HABITANTE EN CASA ENCANTADA

Hace una temperatura estupenda en Casa Encantada. Desde el último piso puedo ver la cúpula de los árboles y los pájaros revoloteando en ellos. ¡Ahhh, qué tranquilidad!
Esta tarde tenemos visita así que tengo que disponer todo para que la casa esté perfecta. Dónde se habrá metido Matilda, ese demonio de lagartija nunca está cuando se le necesita.
Me asomo a la ventana, el viento hace bailar mi pelo que suelto se mece a merced del caprichoso Eolo. La sensación de paz se cuela hasta los huesos, todo sería perfecto si Matilda apareciese, pero debe andar colgada de algún pasto o persiguiendo hormigas indefensas.

- ¡Matilda! ¿Estás por aquí? - Grito colocando mis manos a ambos lados de la boca.

A lo lejos observo el pasto moverse nervioso, la línea serpentea veloz hasta la escalinata de entrada y...

- ¿Dónde estabas, criatura? Le pregunto al gracioso reptil.
- Pepita, eres lo más impaciente. - Me dice empinándose sobre sus patas traseras- Estaba colocando velas en el camino para cuando lleguen los invitados ¿Has regado el césped?
- Sí, hará una hora. Anda, sube y me ayudas a elegir atuendo.
- ¿Está Gambita? Me pregunta arrugando el entrecejo.
- Jajajaja, no, Gambita no está invitado, es un gato demasiado revoltoso.
- Entonces subo.

En menos de un minuto, la lagartija más lagartijera del Guadiato está colocada en mi hombro.

- Veamos...-Dice apoyando su codo en mi oreja- Esa falda larga de algodón blanca y el top a juego, creo que sería lo indicado para esta noche, además, como te arrastra quedará bonito cuando andes sobre el césped.
- Vale, eres una gran personal shopper, Matilda.

Mientras despliego sobre la cómoda todo el material de artillería pesada (maquillajes), desvelo a Matilda el motivo de la pequeña fiesta.

- Lagartijilla, hoy ingresará un nuevo habitante en casa, quiero que seas educada. Es decir: nada de meterte por la camisa, nada de subirte a su cabeza y menos de hacer la fantasma dentro de un guante.
-  Vale, te lo prometo. - Me dice- ¿Me pintas los labios? Con ese lápiz, el rojo.

Extraigo un pincel muy fino y dibujo unos labios en la boca de Matilda. Está de lo más divertida.



- ¿Cómo se llama el nuevo? - Me pregunta mientras pone morritos en el espejo.
- Josep
- ¿Puedo llamarle Pepe?
- No, no puedes.
- ¿Josete?
- ¡Matildaaaaaa! Se llama Josep ¿Quieres que te llame Mati? - Le digo apuntándole con la brocha de los polvos
- Ni se te ocurra... 
- Pues eso.

Terminado el ritual de belleza lagartijo-humano, bajamos para disponer la pantalla de cine, unas flores sencillas, algunas mantas, hamacas, cojines ... etc.

- Oye Pepita, no me has contado nada de Josep - Me dice Matilda elevándose sobre sus patitas traseras-
- Oh, es verdad- Josep es arquero y un gran escritor.
- ¿Arquero de los buenos? ¿O como tú? - Me pregunta guasona-
- Muy graciosita...
- ¿Se lo has dicho a Pirú, el Mago? Siempre anda necesitando buenos arqueros para combatir Ojáncanos y Rementeadores.
- Pues no..., no he caído. Buena idea Matilda. - Le guiño un ojo en señal de aprobación-
- Entonces ¿Qué peli ponemos? ¿Te parece bien Robin de los bosques?
- Es que la pusieron hace poco en la tele, lagartijilla...
- ¿Y la de Errol Flyn?
- Buena idea... Sí, esa le gustará.
- Para la segunda sesión he pensado en "El reino de los cielos" - Me dice-
- Ay chica, no sé....
- ¡El Señor de los lagartillos! - Pondré esa - Dice entusiasmada-
- Pero qué tonta eres, de verdad...

Matilda se aleja, se dirige al interior de la casa con sus andares a lo Monroe y esa cola que parece una antena wiffi. Es adorable, rabiosa y divertida, no sé qué haría sin ella. Me quedo ultimando detalles, he vaciado unas antiguas bombillas para llenarlas de agua hasta la mitad y ponerles flores, ahora las colgaré en los árboles.

- Qué bonitas han quedado. Ahora dispondré los canapés, dulces, bebidas y demás chucherías idóneas para la fiesta. Por ahí vuelve Matilda.
- Pepita, ya está todo preparado, he avisado también a Nora, por si quieres que demos una sorpresa a Josep- Me dice resuelta-
- Pues sí,  es una excelente idea. Dime ¿Cómo te parece que ha quedado?


- Veo que has elegido ese toque campestre que tanto te gusta ¿Cómo lo llamaría yo? Ummm, déjame pensar - Dice cogiéndose la barbilla con dos de sus dedos- Es algo así como "hortera sofisticado"
- Muy graciosa, ¡hoy estás pero que muy graciosa! - Le digo algo molesta- Bueno, ya está todo en su sitio, ahora a esperar.
La noche va deslizándose dulce y sigilosa sobre nuestras cabezas, pronto, los sonidos típicos de la hora invaden el ambiente. La tranquilidad reina, el viento trae olor a romero y los pulmones se inflan para saborearlo; los invitados llegan. La casa se vuelve a llenar de risas, de luz, de amigos, de  familia..... El humo de los cigarrillos dibuja cortinas en el aire que los insectos atraviesan haciéndose visibles y transformándose en seres de gasa. 
A lo lejos, por el camino de luces danzarinas que Matilda ha dejado, Josep avanza sigiloso y casi invisible, como quien porta un tesoro que no ha de desvelarse. Buen conocedor del bosque, se camufla con total maestría. Trae su arco, su corazón  y mil historias en  su diario. Al llegar hasta nosotros, Matilda ya ha tomado posesión de su hombro.

- Pepita, Josep me ha prometido un carjaj y un arco para cazar hormigas - Se adelanta la lagartija-
- Es buena chica, Pepa, no sabes la de historias interesantes que me ha contado por el camino, creo que una cazadora de insectos como ella merece un buen arco - Dice sonriendo-
- Vaya..., creo que ya conoces a Matilda - Digo mirando al bichejo-
- ¡Vamos Josep! ¡Ahí está Pirú! ¡Oh amigo mío, tienes que conocerlo! - Exclama la lagartija llena de júbilo-

Ambos se adentran en el jardín, saludan, reparten besos y finalmente se detienen frente al hombre del sombrero puntiagudo. Sí, creo que Josep y Pirú formarán un buen equipo. Matilda está entusiasmada con su nuevo amigo, tengo la seguridad de que no la voy a ver en toda la noche.

- ¡Pepitaaaaa, enchufa el cine! - Me grita desde lejos-
- Qué fina es, pero qué fina... Murmuro divertida mientras pongo la primera de las pelis que veremos esta noche. Chssssst, que empieza.


Al término de la peli, le regalamos a Josep una estupenda sorpresa, es nuestra manera de decirte.. ¡BIENVENIDO A CASA ENCANTADA! Nora, cuando quieras.

sábado, 28 de mayo de 2016

DESPEDIDA

Se bebió las nubes esperando, sin hacer ruido abrazó la ausencia y la gloria, sin pedir cuentas y sin entenderlo.
La memoria leprosa le impedía comprender que no había un conmigo, y de boca en boca le fueron robando los besos, convirtiéndolos en pecado del mundo. De haber sabido quién era Dios, habría rogado por él.

Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales. Número Registro Propiedad Intelectual:  1803146136805